El Gobierno mexicano acaba de anunciar nuevos aranceles sobre varios productos y, en el tema que nos importa en este espacio, los automóviles, las noticias no son tan buenas, ni siquiera para algunos que pensaban que sí lo serían.El objetivo declarado del Gobierno Federal es incentivar la producción local, lo que es muy difícil de criticar. En algunos casos, hay beneficios reales para los productores locales, pero estos sufrirán con los aranceles, ya que no afectan solo a los automóviles ya ensamblados, sino también a autopartes que son fabricadas en Asia, principalmente en China. Esto hará que el costo de los autos producidos en México sea mayor que hoy y, al final, los consumidores seremos quienes tendremos que pagarlo.Muchos pensábamos que la idea era frenar la importación desenfrenada de autos chinos. Sí, existirá este efecto y no es del todo malo, pero llega tarde. Esta decisión debió tomarse hace cuatro años, como lo hizo Canadá, pero ahora afectará a muchos empresarios que pusieron su dinero en abrir alrededor de 800 distribuidores de marcas chinas en el país y crear más de 35 mil puestos de trabajo, muchos de los cuales ahora están amenazados.Como también lo están varios consumidores que compraron autos de origen oriental, quienes ahora podrán tener un gigantesco ladrillo en su cochera si es que la marca de la cual adquirieron su auto no soporta el trancazo arancelario de alguna manera, ya sea absorbiendo el costo o parte de él, o construyendo una planta en México. En este momento, la única marca china con planta en México es JAC. MG, en teoría, está en proceso de hacer la suya, y también hay, de nuevo, rumores sobre una planta de BYD.Supuestamente, no hay problema si la fábrica local es SKD, en la que todo el auto viene preensamblado y solo se arma localmente, o CKD, donde ya hay algo de producción local, al menos para soldaduras, armado de llantas, etcétera.Si una determinada marca tiene producción local, como por ejemplo Nissan, también tiene una cantidad determinada de autos que puede importar sin aranceles, algo que en el argot automotor se conoce como “cupo”. En este ejemplo, sus socios comerciales, Renault y Mitsubishi, pueden aprovecharse del cupo de Nissan, así como Hyundai podría aprovecharse del de Kia.Otros fabricantes locales, como General Motors, Ford y Stellantis, también tienen cupos suficientes para seguir trayendo autos de Asia.Marcas como Subaru, que producen en Japón, están libres de problemas debido al acuerdo comercial que existe entre ese país y México. Por otro lado, Suzuki, que tampoco produce en México, solo podría importar sin aranceles el Swift, el Ignis y el Jimny de 2 puertas, ya que sus demás productos vienen de India o Indonesia.Estos aranceles van a pegar con más fuerza a los autos de menor costo de las marcas asiáticas, como los MG 3 y MG 5, el Geely Emgrand, los Suzuki Ciaz, Baleno y Dzire, y otros en ese rango de precio inferior a 350 mil pesos.No se dará un aumento del 50% en el precio de los autos chinos, indios, indonesios o coreanos, porque hoy ya se cobra 20% de arancel a los autos chinos. Algunas marcas absorberán parte de ese arancel. Probablemente también negociarán con los distribuidores para bajar su margen de utilidad. Ya habrá quienes lo acepten y quienes no. Falta ver si, con la subida de precio de los chinos, cuáles de las demás marcas aprovecharán para subir los suyos o si aprovecharán la oportunidad para recuperar participación de mercado. Lo que sí es cierto es que prácticamente todos van a elevar sus precios, en mayor o menor medida. Las ventas van a caer y se perderán empleos. Si, en el mediano o largo plazo, resulta que la política atrae a las marcas a fabricar en México, esto tendrá el lado positivo de la creación de empleos, al menos para compensar un poco la pérdida de los puestos de trabajo de las agencias que, muy probablemente, cerrarán debido a eso. Pero también hay un lado negativo, que es el problema que se generará con Estados Unidos, que lo último que quiere es ver a los chinos construyendo fábricas justo al lado de su casa.En resumidas cuentas, vienen tiempos difíciles en este cierre de 2025 y durante 2026. Y respondiendo la pregunta formulada en el título de esta columna: los aranceles, en este momento, son malos para todos.oliveiraserg@gmail.com