Alicia cubrió con su cuerpo a su nieta, la protegió del fuego arriesgando su vida. Esa mañana llegó a trabajar acompañada de la niñita de dos años; estaba cuidándola cuando, a unos metros, explotó una pipa de gas. La mujer logró escapar de las llamas con quemaduras en 98 por ciento del cuerpo; con el rostro, brazos y manos calcinados, llevaba a su nieta en brazos buscando ayuda.Las imágenes son devastadoras, aterradoras. La pipa con gas licuado circulaba por Iztapalapa, Ciudad de México, cuando volcó y explotó; las llamas devoraron todo a su alrededor. La zona se convirtió en un infierno, con más de 90 personas heridas y 11 fallecidos, entre ellos Alicia Matías, quien murió ayer, tras las quemaduras.“Trabaja de checadora, precisamente en el lugar donde pasó el accidente, la niña estaba con ella, la estaba cuidando, ella es su abuelita”, narró su hija en una entrevista, el día del accidente.El miércoles Alicia Matías llegó a trabajar a la base de combis de Santa Martha, acompañada de su nieta; su caso ejemplifica la dureza que enfrentan a diario miles de mujeres en México, sin acceso a guarderías o estancias infantiles, que buscan equilibrar el trabajo y el cuidado de otros integrantes de la familia.Alicia Matías hoy es llamada en redes sociales “la abuelita heroína”, porque hizo lo que su instinto basado en el amor por su familia le dictó: cuidar a su nieta, poniendo de por medio su vida para salvarla. En nuestro país, el cuidado de los más pequeños de la familia, o de personas con discapacidad o que están enfermas, recae principalmente en las mujeres; la distribución de las tareas de cuidado y de trabajo doméstico son asignadas como si fueran cuestión de género.Esta misma semana se abrió una discusión acerca de las mujeres que cuidan y trabajan. En un contexto totalmente opuesto y fuera de comparación, se cuestionó que Mariana Rodríguez, esposa del gobernador de Nuevo León, llegara a eventos o reuniones de trabajo con su bebé, cuando puede disponer de todo un equipo e infraestructura para el cuidado de sus hijas. ¿Cuántas mujeres -aquí o en cualquier parte del mundo- pueden llevar a sus hijos al trabajo? ¿Cuántas madres tienen garantizados espacios de cuidado para sus hijos, como guarderías o estancias, mientras ellas salen a laborar? ¿Cuántas personas se van a trabajar angustiadas porque debieron dejar a sus hijos solos en casa o encargados con alguien? ¿Cuántas abuelitas están a cargo del cuidado de sus nietos?Es apremiante que en México se garantice un sistema de cuidados, con espacios para infantes, personas con discapacidad, enfermas y de la tercera edad, que hoy suelen ser cuidadas y atendidas en casa, por algún familiar; en el que las personas cuidadoras reciban una remuneración y la distribución de las cargas del hogar sean más equilibradas, incluidas las licencias de maternidad y paternidad.La explosión de la pipa en Iztapalapa es una tragedia llena de dolor, que le costó la vida a Alicia Matías, a jóvenes, a padres y madres de familia… y que mantiene a casi un centenar hospitalizados, quemados. ¿En dónde están los responsables de este gravísimo accidente? No debemos romantizar la desgracia, pero sí reconocer la solidaridad y empatía de las y los mexicanos, del amor que siempre se refleja en los cuidados.