Ya que estamos tratando de hacer cambios, ahora es nuestra oportunidad de voltear al pueblo y tratarlo también de otra manera. Uno de los conceptos fundamentales de todos los tiempos es que se requiere descifrar correctamente lo que la gente común necesita. Y no siempre es lo que la misma población dice que necesita, porque puede ser inducida por los intereses de los poderosos.Tampoco podemos seguir consintiendo el paternalismo, esa conducta que infantiliza al pueblo y lo hace un súbdito dependiente y sumiso a lo que se le consiga dar, provocando que pierda su iniciativa y crecimiento.Una de las más importantes prioridades es tener acceso a los servicios básicos que su vida diaria necesita. Eso no lo decidimos los demás, sino cada comunidad. Hay a quien le urge el agua potable, hay quien necesita drenaje, o una escuela o un camino pavimentado o tal vez los servicios de Internet, quizá créditos para adquirir un vehículo o incluso herramientas para el trabajo. Atender esas necesidades locales es la tarea nacional más importante en esta nueva etapa que deseamos comenzar con este nuevo Gobierno.La gente, cuando emigra a las grandes urbes o a otros países, quiere dejar atrás las carencias y encontrar la abundancia accesible a su bolsillo. Muchas veces iniciando con tener un ingreso justo por su trabajo.Si algo he observado en países en vías de desarrollo es la carencia de productos en sus tiendas y almacenes, y si los hay, son sumamente costosos. Hay gente de Belice que viaja varios kilómetros para hacer compras de productos que son mucho más baratos en Chetumal o Guatemala. Porque o no los encuentra en su ciudad o están fuera de su presupuesto.Sucede como en México, que se acostumbraba ir a la frontera para adquirir a mejor precio o simplemente conseguir algo que de plano no se tenía al alcance. Hoy podemos decir que eso ha mejorado. Aunque hace falta que la gente tenga los recursos para adquirir esos bienes que en otros países son relativamente económicos.Digamos que ese es un significativo indicador del progreso de una economía: que el pueblo tenga la capacidad de consumir lo que necesita y lo que se le antoja a precios que pueda pagar con los recursos provenientes de su trabajo. Y que además están disponibles en el mercado. Un ejemplo evidente de estancamiento económico es que la gente no tenga a la mano lo que necesita y, peor aún, que no cuente con los recursos para comprarlos.No se trata de imponer una visión de lo que es progreso sino que el pueblo tenga la oportunidad de elegir, desde tener las fuentes de trabajo, los servicios de buena calidad y desde luego, la mercancía y los productos que requiere para llevar una vida digna.En conclusión, no inventemos lo que el pueblo necesita, sino preguntemos cuáles son sus más importantes necesidades y organicémonos para tratarlas de proporcionar. Un error muy común es suponer y entonces gastar en algo que finalmente no ayuda al desarrollo auténtico de las comunidades.
