A propósito del natalicio del escritor y cronista Carlos Monsiváis, el Canal 22 recordó en una red social una de sus citas, que a su vez, me gustaría traer a colación, “somos aquello en lo que creemos, aún sin darnos cuenta”. La leí y no pude evitar preguntarme, ¿en qué creemos en estos días de angustia, de incertidumbre, a ratos de desesperanza y también de miedo?Los especialistas nos han dicho que esta semana de mayo será crucial en materia sanitaria para aplanar la ya famosa curva de casos de COVID-19. Entonces, ¿quiénes queremos ser en estos días en los que se nos pide (o se nos obliga) quedarnos en casa para frenar la propagación del virus, para evitar que miles de personas enfermen, que miles de personas mueran?Me refiero por supuesto a aquellas personas que tenemos la oportunidad de quedarnos, porque estoy perfectamente consciente de la desigualdad histórica que viven millones de personas en este país y que ni siquiera tienen la posibilidad de cuestionarse en qué creen en estos momentos. Yo elijo creer que un mundo mejor es posible gracias a la humanidad de muchas personas que en esta crisis se han organizado para ayudar, para hacer visible a quienes por generaciones enteras han sido invisibles. En quienes se han ofrecido para ser el transporte del personal médico, en quienes donan el equipo y accesorios para que ese personal, que está en la primera línea de batalla, pueda hacer su trabajo con las medidas de seguridad necesarias. Creo en quienes cerraron sus negocios y abrieron comedores comunitarios, en los músicos que han tratado de alegrar un poco a quienes están a punto de perder la energía. Creo en los empresarios que han decidido que saldrán de esta con todos sus trabajadores. Pero también recordé que hace un tiempo comencé a creer en las señoras que hacen comida para que las personas migrantes echen algo a su estómago después de días enteros viajando; en la esperanza y la fe de miles de madres que buscan a sus hijas e hijos desaparecidos con toda la fuerza que da la dignidad. Creo en las mujeres que han salido de ciclos de violencia que por poco terminan con sus vidas, en las que han alzado la voz en contra del acoso y el hostigamiento sistemático que han vivido ellas, que hemos vivido todas. Y así, me di cuenta de que eso soy, de que eso somos muchas personas. Un conjunto de fuerzas que creen en el poder de la esperanza, de la dignidad y de la vida humana. Espero que en esta semana todo en lo que creemos y que nos hace ser quienes somos, nos dé el temple que necesitamos para salir adelante, para no claudicar y mantenernos en casa. Cuidémonos.
