Viernes, 19 de Abril 2024

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Las consultas inútiles

Por: Diego Petersen

Las consultas inútiles

Las consultas inútiles

No hemos terminado de procesar las elecciones de junio pasado y ahora vienen las consultas. A nivel federal, el presidente López Obrador y su obsesión por discutir el pasado para no hablar del presente; a nivel estatal, la necesidad del gobernador de Jalisco de encontrar en la reducción de recursos por parte de la Federación una justificación, pero sobre todo una plataforma, para salir a la palestra nacional. Ambos, tan parecidos a fin de cuentas en su forma de ejercer el poder, se van a gastar el dinero que dicen no tener en sendas consultas inútiles, con preguntas incomprensibles y cuyo resultado no significa absolutamente nada para el ciudadano de a pie.

Se van a gastar el dinero que dicen no tener en sendas consultas inútiles, con preguntas incomprensibles y cuyo resultado no significa absolutamente nada para el ciudadano de a pie

López Obrador pretende que a partir de la consulta se haga un juicio popular y mediático a los expresidentes. No se trata de hacer justicia sino de hacer política. No deja de ser patético que la Suprema Corte se haya prestado a que la justicia sea consultada popularmente, se dieron literalmente un balazo en el pie, pero ese es otro tema. Las preguntas de fondo son: ¿a quiénes beneficia y para qué sirven consultas como estas?, ¿por qué gastar cientos de millones de pesos en organizar una consulta cuyos resultados no son vinculantes y cuya única respuesta posible es el Sí?.

Lo mismo sucede con la consulta sobre el pacto federal que plantea el gobernador Alfaro. No tiene ningún sentido preguntar si estamos de acuerdo en que el Congreso local revise si es o no conveniente el pacto fiscal vigente. Ese es parte de su trabajo, de las funciones específicas de los diputados, para eso fueron electos, para eso se les paga. Nadie va a contestar que No, a menos que no entienda la pregunta, pues al igual que la federal está redactada con la intención de ser incomprensible.

Ambos personajes son viejos amantes de las consultas inútiles. Como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, López Obrador consultó si debía hacer o no los segundos pisos. Los resultados fueron exactamente los mismos que en todas las consultas que ha hecho: arriba de 90 por ciento a favor (con la autoestima no se juega). Enrique Alfaro inventó la famosa ratificación de mandato, una falsa consulta popular para medir su popularidad. Lo hizo como alcalde de Tlajomulco y de Guadalajara. Cuando bajó su aprobación y vio el riesgo de no tener los resultados esperados, decidió cancelar la “ratificación de mandato” ahora como gobernador (en lo dicho, con la autoestima no se juega).

Gastar los escasos dineros públicos en consultas inútiles y desgastar la figura de consulta popular con preguntas absurdas que solo benefician políticamente a los gobernantes es una forma de corrupción, es tal cual, un desvío de recursos públicos para beneficio personal.

diego.petersen@informador.com.mx

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