Lunes, 16 de Junio 2025

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

La inercia también es una fuerza política

Por: Augusto Chacón

La inercia también es una fuerza política

La inercia también es una fuerza política

El Gobierno federal tiene problemas financieros, gasta mucho más de lo que una economía sana recomienda. La consecuencia es que los gobiernos estatales y municipales tienen problemas financieros.

El Gobierno federal tiene un problema con el crimen organizado (problema múltiple: uno por cada banda, por cada célula escindida de cada banda, y se incrementa porque al cártel o a la célula que sean corresponden muchos corruptos, de los gobiernos de los tres órdenes, de las policías de cualquier índole y de las Fuerzas Armadas); la consecuencia es que todos tenemos un problemón con la seguridad necesaria para nuestra cotidianidad.

El Gobierno federal tiene un problema de déficit de atención, si ve más allá de sí mismo (digamos, a las tribulaciones y necesidades de la gente ajena al Zócalo de la capital) se desconcentra; la consecuencia es que el Gobierno federal percibe que dificultades, lo que se dice dificultades, no hay.

El Gobierno federal tiene un problema de conocimiento, epistemológico si lo quieren adornado: cree saber sobre lo que realmente ignora, digamos de historia, de geopolítica, de sociología (su noción de identidad es francamente irrisoria, como lo es que la Presidenta afirme que nuestras raíces en los pueblos originarios son únicas en el mundo, y su idea de unidad nacional prescinde de la pluralidad, de la libertad y los derechos); cree saber de técnica y ciencia (sí, la Presidenta tiene antecedentes de formación científica, pero sus declaraciones sobre el impacto ambiental y social del Tren Maya, por ejemplo, no son ajenas a aquello que el lopezobradorismo formulaba: extraer petróleo es sencillo, es como meter un popote en la tierra y ya); cree saber de derecho (lo que Claudia Sheinbaum afirma que de bueno sucederá con la elección de puestos para el Poder Judicial no se sostiene por ningún lado). En suma: sabe lo que nadie sabe; la consecuencia es que cuando el Gobierno federal asevera algo es imposible comenzar un diálogo: fuera de su ámbito de influencia, los saberes y los códigos para comunicarlos son otros.

El Gobierno federal tiene un problema con la economía; por un lado, le encanta hacer aportaciones en efectivo a las y a los ciudadanos, y por otro desprecia las bases de las relaciones económicas que generan el efectivo que requiere para apoyar a las familias. No concede valor a las empresas, de cualquier ramo, de la industria al agro, pasando por el turismo y el comercio; desestima, ya se dijo, la importancia que el Estado de derecho tiene y también para la economía (¿mediante cuál mecanismo mágico se imagina que, es un ejemplo, los huevos llegan a cada casa que puede pagarlos? Algo está claro, huevos del bienestar no hay). La consecuencia es que la economía se atiende con discursos y mediante despersonalizar a los individuos, mujeres y hombres, que no son sino un bulto: el pueblo, que sólo sirve a la economía según se concibe en la academia llamada mañanera.

Podemos debatir estas caracterizaciones. Pero dejemos al margen ese debate, al cabo las descripciones previas son nomás parte de un argumento que me atrevo a llamar republicano: con justicia, aunque quizá sin razón -porque se ha solazado acentuando el centralismo autoritario- el Gobierno federal podría repelar: ¡todo yo! Desde la noción republicana de la arquitectura política de la nación, más allá de que los Estados, digamos, Jalisco, se queden en calidad de víctimas, de lastimeros pedigüeños a las afueras de Palacio Nacional, toca que se cuestionen: cuántos de los tantos males delineados está en nosotros, de Entidad en Entidad, remediar o por lo menos atender. En los anales no hay registro de mujeres y hombres cuya trascendencia se debió a tener a su alrededor las condiciones ideales para realizar sus anhelos, personales y sociales, es decir: políticos.

En un arranque de cinismo honesto, el ex presidente López Obrador lo dejó asentado al inicio de la pandemia de COVID-19: nos vino como anillo al dedo, dijo. No fue que se haya olvidado de las víctimas, del dolor, de las pérdidas económicas de millones, simplemente para él no existieron, por lo delineado antes: los pesares de mujeres y hombres objetivos son despreciables porque lo único digno de tomar en cuenta es que el pueblo nunca muere. Está claro que su trascendencia no tendrá que ver con la buena calidad de su gestión de la crisis, de las varias que enfrentó, la tesis es que las circunstancias adversas fueron su base para fincar el tránsito hacia un poder autocrático y, necesariamente, antidemocrático, del que estamos viviendo su refrendo.

Aunque lo anterior no es sino soporte de eso de que las circunstancias modelan a las y a los estadistas, y viceversa. Así, ojalá se estimulen las y los gobernadores, de cualquier partido, para pensar en su trascendencia, de la buena: democrática, justiciera, libertaria, igualitaria. Su entorno es política, financiera y jurídicamente hostil. ¿Y? Pueden optar por seguir ateridos frente a las andanzas del Poder Ejecutivo federal y esperando las migajas que caigan de la mesa del poder instalada en el altiplano mexicano; o pueden hacer un recuento de sus activos, de las necesidades que juraron atender y de su responsabilidad ética respecto a sus gobernados.

Debo hacer una aclaración, trascender, lo que se dice trascender, también les está garantizado si deciden continuar sacando ficha para que los atiendan en el palacio virreinal. El caso es que sí, los gobiernos estatales tienen un problema: reflejar la libertad y la soberanía que estipula la Constitución, o no; la consecuencia es que, en esa disyuntiva, el tiempo es una constante que los llevará a diferentes trascendencias: protagonizar la obra que eligieron dirigir o ser actores de reparto en una transformación dañina. Tienen a la mano las vías shakesperianas: meditar todo su sexenio la frase “that is the question”, o reconocer que “algo huele a podrido en Dinamarca”.

agustino20@gmail.com

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones