Domingo, 24 de Agosto 2025

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La importancia de usar corbata

Por: Armando González Escoto

La importancia de usar corbata

La importancia de usar corbata

El encuentro fue cálido para haber tenido lugar en Alaska, territorio norteamericano que alguna vez fue ruso, y que el zar Alejandro II le vendió a Estados Unidos en 125 millones de dólares actuales, ejemplo que debiera seguir Dinamarca con Groenlandia, pensaría Trump.

Encuentro diplomático del más alto nivel con un mandatario que tiene orden de aprehensión, según la Unión Europea, pero al que se recibió como lo que en verdad es, el actual zar de todas las Rusias, que a fines del siglo XVIII arrebató Crimea de manos de los turcos, para luego incorporarla a Ucrania, tantas veces parte integral de la gran madre rusa.

Notable contraste en el trato, saludos afectuosos y familiares, invitación a compartir el mismo vehículo para dejar el aeropuerto, respeto de Trump al discurso de Putin, todos elegantes y bien portados, escenario que nos hace recordar otro encuentro menos festivo, el que tuvo lugar en la Casa Blanca este mismo año, donde el presidente Zelenski desempeñó el lamentable papel de peón regañado, hasta por atreverse a no llevar corbata.

Para algunos observadores el encuentro de Alaska fue inútil, y en todo caso, quien salió victorioso fue el presidente ruso; si lo pensamos mejor pareciera que todos salieron ganando, excepto, claro, Ucrania y la Unión Europea.

Trump demostró ante todo el mundo que su Gobierno tiene el poder para poner y quitar las reglas, para pasar por encima de órdenes de aprehensión dictadas por tribunales que no sean los suyos, para prescindir de lo que la Unión Europea piense o quiera, y para hacer de Ucrania un simple comodín de sus estrategias mundiales, por mucho que le duelan los miles de muertos que ya ha producido esta guerra.

Con ello, el presidente norteamericano ha, por lo menos, pretendido poner punto final a la era global y, muy particularmente, al sueño utópico del multilateralismo. Recordemos que desde sus inicios la globalización produjo precisamente en Estados Unidos el movimiento globalifóbico, enemigo de un sistema económico donde todos ganaran, pues semejante objetivo les haría no sólo ganar menos a ellos, sino hasta perder mucho. En cuanto al multilateralismo, la Unión Europea deberá considerar que no se le quiere como un polo más de poder en el mundo, sino como el permanente asociado de Norteamérica, con la promesa inquebrantable de que Trump los hará seguir sintiéndose importantes, aunque de hecho no lo sean, toda vez que siguen siendo sumisos y cooperantes.

Si Estados Unidos tiene derecho a volver a ser grande, ¿por qué no Rusia? Si Trump sueña con incorporar a Canadá como un Estado más, lo mismo que a Groenlandia, así sea comprándola, ¿por qué Rusia debería renunciar a recuperar Ucrania?

Para dar buen ejemplo, ¿debería entonces Norteamérica salirse de Puerto Rico, devolver Hawái a sus originales dueños, sacar las manos de Taiwán y devolver el montón de islas de las que se ha adueñado en varios océanos?

Es un hecho que Trump y Putin comparten la misma lógica geopolítica y la misma ideología de derecha; también es un hecho que, si se lo proponen, pueden volver a hacer al mundo tal como era en los tiempos de la Guerra Fría, y aún más atrás en temas relativos a los derechos humanos como últimamente se han entendido, todo lo cual lo mismo podría ser visto como una regresión que como un reacomodo en aras de nuevos equilibrios.
 

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