Sábado, 25 de Mayo 2024

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La hora de las madres buscadoras

Por: Jaime Barrera

La hora de las madres buscadoras

La hora de las madres buscadoras

Luego de años de trabajo callado y solitario que tuvieron que emprender por la negligencia de las autoridades de todos los niveles de Gobierno, que ignoraron y no atendieron a tiempo los llamados de auxilio y las crecientes denuncias de las desapariciones que sufrían sus seres queridos, hoy es la hora de las madres buscadoras.

Porque han sido muchas las enseñanzas, muchos los riesgos que han corrido desde al menos una década que la tragedia humanitaria de las desapariciones se empezó a acumular hasta hacer crisis los últimos cinco años en todo el país.

Desde aquel entonces las amenazas para las madres buscadoras existen. Ahí esta la historia de “Las tres muertes de Marisela Escobedo”, llevada a la pantalla y que retrata el calvario de esta madre buscadora de Chihuahua de su hija de 16 años, que la llevó a descubrir su feminicidio y cómo la justicia absolvió al asesino. Y también su incansable lucha para que se hiciera justicia, con la que descubrió los nexos entre las mafias y los cuerpos policiales, y toda la impunidad con la que la acallaron a balazos sicarios a las afueras del Palacio de Gobierno de Chihuahua en diciembre de 2010. Historias similares se han repetido. Tan sólo el año pasado en Guanajuato se registró el asesinato de un hombre y cuatro mujeres buscadoras. En mayo de este año, fue la muerte de Teresa Magueyal, de 65 años de edad, quien cuando salía en bicicleta como todos los días a buscar a su hijo desaparecido fue asesinada por la espalda y a quemarropa por dos sujetos que le dispararon desde una motocicleta, en el municipio de Celaya.

En Jalisco, por ser la Entidad donde más desapariciones ocurren y en la que las mayores fosas clandestinas se han encontrado, las amenazas no sólo son para las madres buscadoras de Jalisco, sino para todos los colectivos en busca de desaparecidos que vienen a estas tierras de otras entidades en busca de sus familiares, de los que no saben su paradero.

Estas sentencias de muerte que lanzan los grupos del crimen organizado a las madres buscadoras por hallar sus cementerios clandestinos y encontrar las huellas de sus crímenes, como muy contadas veces lo hacen las fiscalías estatales o las corporaciones policiales, se visibilizaron como nunca la semana pasada por la emboscada mortal con explosivos a policías investigadores estatales y policías municipales de Tlajomulco, que alcanzó también vecinos de la zona, así como por la recomendación que hizo el martes pasado la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de brindar todas las medidas cautelares posibles a Indira del Socorro Navarro Lugo, quien preside el grupo “Madres Buscadoras de Jalisco”, y quien también ha recibido en los últimos días amenazas de muerte para que paren las búsquedas. También por el desafortunado anuncio que hizo el Gobierno del Estado, luego del ataque en Tlajomulco, de que se suspenderían las búsquedas a partir de llamadas anónimas. 

Ahora que se corrigió y ya se reinició con esta obligación que tienen los gobiernos de buscar a los desaparecidos, la hora de las madres buscadoras exige también que las autoridades asuman el papel que nunca debieron dejar a las familias de las y los desaparecidos, por lo que ahora injustamente padecen las amenazas y agresiones de las mafias que se acostumbraron a que los gobiernos no tocaran sus cementerios clandestinos.

jbarrera4r@gmail.com 
 

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