Jueves, 25 de Abril 2024

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La curva

Por: Laura Castro Golarte

La curva

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Para nuestra tranquilidad, que en estos momentos se necesita tanto, tengo la certeza de que no hay manera de ocultar o maquillar datos en este contexto de pandemia y con esta pandemia en particular; pero si acaso sí hay manera, la verdad saldrá a la luz más temprano que tarde, como ha sucedido, por ejemplo, en el Reino Unido, una nación de primer mundo que decidió dejar a la enfermedad evolucionar sin mitigación ni contención y ahora resulta que es la que registra el mayor número de fallecimientos por COVID-19 en Europa, luego de una “corrección” en el conteo. Lamentable de verdad.

En México, pese a las explicaciones repetidas y cotidianas, hay un embate, en algunos casos incomprensible (exactamente como los ataques a personal de salud), contra la información que se difunde todos los días (en otros tiempos, impensable un ejercicio informativo como el que está disponible para quien quiera todos los días a las 19:00 horas) porque además el embate es de medios y periodistas que evidentemente no están haciendo su tarea.

Lo escribí aquí hace algunas semanas: México empezó a prepararse contra COVID-19 cuando todavía no era identificada así la enfermedad, desde el 20 de enero, a menos de un mes del reporte de China que fue el 31 de diciembre de 2019. En el Boletín Epidemiológico, la primera noticia de la nueva enfermedad se publicó el 9 de enero y a partir de ahí, la información relativa, más abundante, con recomendaciones y estrategias, no ha cesado.

La primera conferencia de prensa sobre el nuevo virus en México fue el 27 de febrero, el día que se confirmó el primer caso en nuestro país. Está disponible en YouTube y la vuelvo a recomendar porque ahí está explicado todo, desde el modelo centinela hasta las fases y lo que podía implicar aun cuando todavía no era declarada pandemia por la OMS. En cuanto fue declarada pandemia, el 11 de marzo, se tomaron las primeras medidas en México cuando no se llegaba aún a la fase dos, es decir, todavía no se registraban “brotes comunitarios”, había sólo importados.

La suspensión de clases presenciales envió a su casa a más de 40 millones de mexicanos entre estudiantes de todos los niveles, profesores, otros académicos y administrativos.

Con la terrible experiencia de países como Italia y España, donde se saturaron los servicios de salud porque el incremento en el número de enfermos (exponencial en todos los países, es la dinámica de las pandemias) se dio de manera abrupta, en México se tomaron decisiones para que el mayor número de casos no se diera de un día para otro y evitar a toda costa la saturación de los servicios de salud.

Evitar la saturación de los servicios de salud es el principal objetivo de las acciones encaminadas a “aplanar la curva”. ¿Qué significa aplanar la curva? Está más que explicado, pero no sobra. Significa que toda la estrategia en México está enfocada en que los casos, que se incrementarán sin duda alguna y, lamentablemente, aumentará el número de fallecidos, no se den al mismo tiempo, sino en un periodo más prolongado que permita no perder capacidad de atención.

Esto se está logrando y tendrá que repercutir en menos fallecimientos; quizá en menos casos no, pero sí menos pérdidas humanas porque hay y habrá capacidad para atender a quienes desarrollen la enfermedad en niveles de gravedad. “Aplanar la curva” no significa desaparecer la enfermedad, nunca se ha prometido eso; tampoco que no habrá fallecimientos por COVID-19. Esto va para largo. El objetivo es, reitero, que no lleguen los casos graves, todos al mismo tiempo o en un periodo de pocos días a las instituciones de salud, porque entonces sí, el escenario sería tipo Italia o tipo Nueva York. Eso es lo que se está tratando de evitar y creo que la estrategia hasta ahora ha funcionado.

Insisto, si esto no es verdad, espero que se revele, pero con datos ciertos, comprobados, con números medibles, evaluables y verificables, no con supuestos ni ambigüedades como se ha manejado hasta ahora, lastimosa e irresponsablemente, desde medios y periodistas que han ponderado el factor político/partidista en lugar del interés social. Si no es verdad, habrá que fincar responsabilidades. Pero si sí es verdad, también tendrán que asumir su responsabilidad quienes han reiterado y difundido información sin sustento, basada en opiniones, incluso algunas viscerales y muy violentas, y en supuestos y figuraciones.

Tanto la curva epidémica, su evolución y comparativos, como la información de las pruebas y del modelo centinela, están disponibles en internet, se ha dejado registro de las conferencias de prensa, en video y versión estenográfica; están accesibles los datos abiertos, los boletines epidemiológicos de todo el año (van 17 semanas), los avisos epidemiológicos y los comunicados técnicos diarios.

Sigo pensando que quienes promueven información falsa o la tergiversan, la manipulan y la sacan de contexto, en un entorno de pandemia, están incurriendo en una conducta grave que pone en riesgo la salud física y mental de cientos de miles de personas. Toca hacer caso omiso, comprobar en la medida de lo posible y, por varios días más, quedarnos en casa. #YoMeQuedoEnCasa.

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