Por José Colomo*De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la trasparencia y la rendición de cuentas son principios fundamentales para cualquier policía dentro de un estado democrático; por lo que sus estrategias, procedimientos y presupuestos deben estar abiertos al escrutinio público a fin de mejorar su eficacia y eficiencia. La Policía Metropolitana de Londres, la Policía Nacional de Colombia, la Policía de Toronto, entre otras muchas, hacen del conocimiento público, de manera periódica, su modelo de actuación, su plan de trabajo, sus estrategias, etc.; en el entendido de que dichos procesos, podrán ser objeto de evaluación y observación pública. Lo que las hace (a pesar de lo que muchos jefes de policía en México piensan) ser instituciones más eficaces y eficientes.Las policías en México, por su parte, suelen ser la “caja negra” de los gobiernos; instituciones alejadas y temerosas de ser evaluadas y supervisadas por la sociedad. Este hecho incide notablemente en la confianza y legitimidad que tienen frente a la ciudadanía. No debemos olvidar un principio esencial que dictó el fundador de la policía moderna hace más de un siglo: “la capacidad de la policía para cumplir su misión viene determinada por la aprobación pública de las actuaciones policiales”. En 2019, bajo el liderazgo del Gobierno del Estado de Jalisco, se crea la Policía Metropolitana con el fin de prevenir la comisión de delitos y faltas administrativas en el área metropolitana de Guadalajara. Entre las obligaciones que surgen del convenio para su creación está la necesidad de construir un Modelo; del cual hoy, no tenemos conocimiento los ciudadanos del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG).Contar con un modelo de actuación, es indispensable para cualquier policía. Los modelos policiales son un conjunto ordenado de normas, órganos, recursos humanos, materiales, procedimientos articulados entre sí, que actúan de forma coordinada, con la finalidad de contribuir a garantizar la seguridad de los ciudadanos (Jar Couselo). En pocas palabras, sin modelo difícilmente habrá funciónUn modelo policial para una metrópoli de más de 4 millones de habitantes no debe confundirse o reducirse a estrategias u operativos, porque estaríamos recurriendo a la misma fórmula empleada en las últimas décadas en México, la cual ha demostrado ser limitada para la disminución de los delitos: patrullas + policías= menos delitos. Numerosos estudios en el mundo han puesto en “tela de juicio” por un lado, la eficacia del patrullaje para disminuir los delitos y por el otro que sea un medio eficaz para legitimar a la policía.Sin modelo o estrategia abierta al escrutinio, difícil será medir la eficacia de una institución policial.Erróneo sería intentarlo, contabilizando exclusivamente el aumento o disminución de los delitos. Sabemos que los fenómenos delictivos obedecen a factores multicausales. Criminólogos y sociólogos reconocidos en el mundo han mostrado lo limitado de la acción reactiva policial frente al delito. Sin embargo, han demostrado su verdadero alcance en la prevención del mismo, cuando ésta se encuentra debidamente legitimada en la sociedad.Si bien los habitantes del AMG tenemos miedo a ser víctimas de un delito, también desconfiamos de nuestras policías (ver INEGI- ENSU). La confianza hacia la policía es un elemento sustancial en cualquier democracia moderna; sin confianza, difícilmente el Estado alcanzará ambientes seguros.Un modelo policial, como sucede en policías más consolidadas, exige un enfoque centrado en la seguridad ciudadana, en fortalecer la confianza y la legitimidad de la policía, más que en la persecución y detención de “criminales”. En suma, exige generar una nueva cultura, pero claro, eso siempre tendrá un costo que no todos están dispuestos a pagar.José Colomo es Profesor de la Facultad de Derecho. Universidad Panamericana. @PpColomo
