Otra vez ocurrió. Eduardo, de 16 años, cuidaba el viernes a sus cuatro hermanitos en Tlajomulco cuando golpearon la puerta de su casa y comenzaron a disparar. Atemorizado, llamó por teléfono a su padre. Entonces tres hombres encapuchados entraron, lo sometieron a golpes y se lo llevaron a bordo de una camioneta. Lo último que su padre escuchó al teléfono fue una frase: «Ayúdame, papá».Su familia se movilizó. Pegó fotos en los camiones, vocearon en las calles, inundaron las redes con retratos de Eduardo. Las lágrimas de su padre suplicando a los plagiarios de su hijo, doblan a cualquiera: «Te perdono, pero devuélvemelo». «No tengo problemas con nadie, creemos que fue una equivocación porque intentaron entrar a otra casa». Su madre declaró a la prensa: «No es vago ni nada, él trabaja, viene a su casa, ni siquiera se desbalaga». Sin embargo, este domingo la Fiscalía del Estado confirmó que en una finca del Centro de Tlajomulco localizaron dos cadáveres, uno era Eduardo. En el lugar hallaron chalecos tácticos, los vehículos usados para el plagio, armas blancas y, en argot policial, «objetos contundentes».Familiares y vecinos sostienen que se trata de una confusión y del crimen de un inocente. Otra vez el mismo final: la muerte de la víctima, el hallazgo de su cuerpo y ningún detenido. Con nuevo fiscal, pero el mismo guión y discurso de la autoridad: hicimos un esfuerzo extraordinario para dar con el lugar, el crimen no quedará impune, habrá coordinación y apoyo a la familia.Si la presión mediática crece, Enrique Alfaro usará su pirotecnia verbal para huir hacia adelante. Primero ampliará el problema a un asunto nacional, no sólo local. Luego hablará de la descomposición de las familias y la responsabilidad de los ciudadanos. En seguida afirmará que se trata de un atentado contra Jalisco y que el crimen no doblará al Estado. Finalmente, promete castigo a los culpables.Eso exactamente hizo en mayo de 2021 tras el asesinato de los tres hermanos González Moreno. La Fiscalía estatal explicó el crimen bajo la teoría de la confusión. Hasta la fecha, no hay detenidos.El caso de Eduardo no es el único. En esta gestión estatal, se han reportado 339 menores desaparecidos de los cuales hallaron a 30 sin vida. Una tercera parte de estos casos ocurrió en Tlajomulco.Bajo esta perspectiva, la teoría de la confusión, en otro sentido, aplica también para la Fiscalía del Estado. Su trabajo no es localizar cadáveres sino detener a los culpables y someterlos a juicio para que la historia de Eduardo no se repita una y otra vez.
