Los procesos electorales son ahora mismo objeto de estudios y acciones de gran profundidad en el mundo. No solamente los partidos y los actores políticos internos desean orientar la opinión pública, sino que cada vez más un conjunto de intereses económicos, sociales y políticos de dentro y fuera de los países se involucran para tratar de incidir en el humor social para activar emociones que puedan cambiar las tendencias del voto.Los hechos políticos recientes ponen en evidencia no solamente la realidad de la interferencia, sino su eficacia. Proteger los sistemas electorales de las interferencias ilegales es uno de los mayores retos políticos de las naciones democráticas.Naciones como Estados Unidos, Reino Unido, China, Rusia, Francia, Alemania y otras, trabajan activamente para protegerse e investigan los hechos habidos recientemente. Y aunque las intromisiones ilegales siempre tienen intereses que las activan, quizá los más peligrosos son aquellos que las organizaciones terroristas y el crimen organizado lanzan para hacer crecer su influencia.En el caso de México, el proceso electoral del año próximo está expuesto claramente a estas interferencias. Quizá ya mismo tanto intereses obscuros de dentro y fuera tienen la mente y las manos dentro para alterar las corrientes de opinión que permitan incidir en los resultados, y es probable que las autoridades, los partidos y los actores políticos estén luchando para protegerse de estas amenazas.Sin embargo, la realidad nacional implica ahora mismo un elemento adicional que surge como un fantasma que podría aparecer para agitar aún el panorama: los crímenes contra los actores políticos. El crecimiento de las amenazas, secuestros y asesinatos de regidores, diputados, funcionarios es ahora mismo quizá el mayor peligro para las instituciones, no solamente electorales, sino para el funcionamiento regular del Estado de derecho.La influencia de grupos criminales en las decisiones de los partidos, candidatos y actores sociales para proteger intereses obscuros es probablemente el mayor riesgo en esta elección. En muchas regiones rurales y aun en las grandes ciudades el estupor ante la sangre derramada crece y muchas decisiones políticas se ven influidas voluntaria o involuntariamente por estos hechos, lo que puede debilitar a los partidos, hacer vulnerables a los candidatos y provocar distorsiones en los procesos.Habrá que respaldar las acciones de las autoridades para proteger las decisiones políticas internas de los partidos como de los candidatos y estar atentos en este sentido. La protección de la actividad política de la influencia criminal interna y del exterior es un asunto de seguridad nacional de la mayor importancia en estos momentos.La mejor forma de hacerle frente es identificar los espacios en riesgo y fomentar acuerdos para proteger cada uno de los procesos internos que deriven en la postulación de candidatos y en el desarrollo de las campañas políticas. La indiferencia sería tan nociva como el considerar como normal el grado de violencia creciente sobre los actores políticos.Ahora mismo, la información disponible para el público muestra que estas amenazas están activas, y que aliadas a otras interferencias posibles pueden llegar a ser determinantes en la vida política de municipios, estados, regiones y en la nación en su conjunto. Ante esta amenaza habrá que respaldar todas las iniciativas encaminadas a prevenir el crecimiento de la sombra amenazante de la interferencia ilegal.