Jueves, 18 de Abril 2024

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Hablemos de política

Por: Eugenio Ruiz Orozco

Hablemos de política

Hablemos de política

Para hablar de política sería conveniente conocer el significado de algunos conceptos relacionados con el tema: Estado, nación, sociedad, pueblo, ciudad, gobierno y municipio, entre otros. Agregaría la pertinencia de explorar -por su relación con la política- el sentido de términos como ética, ley, moral, democracia, justicia y derecho, por mencionar algunos.

Y, ya encarrerados, añadiría: Patria, solidaridad, responsabilidad, compromiso y amor, pero vayamos a lo nuestro. Su etimología procede de las voces grecolatinas, polis (ciudad) e -ico (relativo a), así, “política” es, en su versión original, todo aquello que tiene que ver con la ciudad. Ampliando el sentido de la palabra, la política es la ciencia y la práctica relativa a los asuntos del gobierno y la organización de la vida en sociedad.

La política es tan importante que ha sido, y sigue siendo, objeto de estudio de las más grandes inteligencias de la humanidad; es, en palabras del filósofo español Emilio Lledró, “la máxima expresión de la arquitectura social, el espacio donde se organiza, armoniza, sintetiza y conduce la sociedad”. Yo agregaría que la política es esa maravillosa y monumental construcción diseñada por la inteligencia para resolver los retos y problemas sociales. Desafortunadamente, se ha llegado a la extendida idea de que todo lo que tiene que ver con la política es pecaminoso y se le asocia con palabras como “corrupción”, “deshonestidad”, “prevaricación” y “abuso”, entre otras.

Es muy importante que reflexionemos, platiquemos y compartamos nuestras opiniones respecto a lo que acontece en la sociedad. Lamentablemente, este diálogo frecuentemente se complica porque vivimos en medio de una serie de prejuicios establecidos, unos con razón y otros inerciales, consecuencia de una cultura permisiva que privilegia la influencia y la trampa por encima de las normas. Se tiene la idea, equivocada, por cierto, de que la política es una actividad reservada para ciertas personas que no son precisamente las que gozan de mayor prestigio y reconocimiento social.

El problema, visto así, se encuentra en el ejercicio de la política, en la falta de formación de nuestros representantes, en quienes se han alejado de la ética y en el oportunismo de aquellos que encuentran en la política una ventana de oportunidad para salir del desempleo. Añadiría que el pragmatismo, la desideologización, el apetito por la riqueza y la falta de compromiso social han desprestigiado una muy noble profesión.

Aceptemos que hemos renunciado al uso de nuestras inteligencias y voluntades, dejando nuestros propios intereses en manos de terceros y limitándonos a censurar, en voz baja, las acciones de quienes toman decisiones que afectan nuestras vidas. Recordemos cómo fueron el mundo, México y Guadalajara en el pasado.

Tomemos conciencia de qué y cómo somos ahora, e imaginemos cómo podrían ser las cosas en el año 2050, es decir, dentro de 29 añitos. Es hora de asumir, individualmente y como sociedad, la responsabilidad que entraña ser ciudadanos: somos socios activos de nuestra comunidad. No debemos ser omisos, puesto que nuestra obligación es legar un mejor porvenir, es imprescindible hacer política. Nuestro tiempo es hoy.

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