Jueves, 25 de Abril 2024

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Guadalajara en moto

Por: Diego Petersen

Guadalajara en moto

Guadalajara en moto

Guadalajara es ya la ciudad con más motos por habitante en el país… pero también de más proporción de automóviles. Hay una moto por cada 19 habitantes, y un auto por cada dos. Los autos crecen dos veces más rápido que los habitantes de la ciudad: cada día entran a la circulación cerca de 500 automóviles (490 promedio el año pasado) mientras que la población crece 267 habitantes al día. No es extraño, pues, que moverse en Guadalajara sea cada día más complicado y las motocicletas, en un intento desesperado por ahorrar tiempo y dinero se multipliquen, a pesar de los riesgos.

El crecimiento desproporcionado de autos y motos en circulación tiene que ver con dos cosas: el fracaso continuado desde hace 30 años de las políticas de transporte público y la poca o nula planeación urbana que nos llevó a perder densidad:  Guadalajara creció mucho, pero engordó más. En tres décadas hicimos dos líneas de tren eléctrico (damos por hecho que la L3 se terminará y funcionará en algún momento del próximo año) y una de BRT, lo cual es a todas luces insuficiente para una ciudad que duplicó el número de habitantes en el mismo periodo. Estamos en un círculo vicioso. La pérdida de densidad hace incosteable el transporte público y la falta de transporte público eficiente provoca el crecimiento del número de autos y motos circulando con los efectos nocivos en calidad del aire y calidad de vida de quienes habitamos en la zona metropolitana.

¿La moto es una solución? Sin duda. Desde cualquier punto de vista es un vehículo más eficiente en términos del espacio ocupado y las emisiones contaminantes

¿La moto es una solución? Sin duda. Desde cualquier punto de vista es un vehículo más eficiente en términos del espacio ocupado y las emisiones contaminantes, el problema es que la convivencia se hace cada día más complicada por la falta de cultura vial de los automovilistas, pero sobre todo de motociclistas. Existe una extraña creencia entre los conductores de moto que el hecho de ser un vehículo de dos ruedas los exime de respetar las normas de tránsito, que pueden comportarse como bicicletas (cada vez es más común verlos en las ciclovías), zigzaguear entre los autos o invadir zonas peatonales.

Una parte del problema tiene que ver con las normas. En los últimos años hemos visto distintos intentos por regular las motos, primero con los famosos chalecos con la placa (hoy prácticamente olvidados) y luego con el aumento a las multas que finalmente no pasó en el Congreso. Regular la convivencia de las distintas formas de movilidad implica algo más que normas y leyes, es ante todo una cuestión de educación vial.

La moto es por ahora una solución, pero a mediano plazo puede aportan más al caos que al orden, como ha sucedido en varias ciudades asiáticas. La apuesta debe ser transporte público; más y mejor transporte público.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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