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Elección 2018: las lealtades de Alfaro

Por: Jorge O. Navarro

Elección 2018: las lealtades de Alfaro

Elección 2018: las lealtades de Alfaro

La carrera presidencial entró en una etapa de alta tensión. Contagia incluso a las campañas por las gubernaturas y las alcaldías que se desarrollan en varias entidades del país. En Jalisco, el puntero en las encuestas, Enrique Alfaro Ramírez, ha debido tomar una posición definitiva frente a la coalición electoral que trabajosamente elaboró con Ricardo Anaya: si hay alianza con José Antonio Meade o con el PRI, se retira. “Con ellos, ni a la esquina”, es la frase coloquial para expresar su rechazo.

Alfaro se cura en salud. Aunque la mayoría de las encuestas lo presentan como favorito, y además con ventaja sobrada, no se permitirá el lujo de que lo relacionen con el PRI de ninguna manera.

Las hipótesis tienen tantas posibilidades como opiniones sean consultadas. Hace unos días, una de las incorporaciones más destacadas en la campaña de Anaya, el ex canciller Jorge Gerardo Castañeda, aseguró que no podría cancelar la posibilidad de negociar con el PRI y con José Antonio Meade.

Justo después, Ricardo Anaya lanzó una red para ver si pescaba: apeló al voto útil como única medida para “poder derrotar a Andrés Manuel López Obrador”.

Y las reacciones no se hicieron esperar, porque el concepto de voto útil cuando la campaña por la presidencia no ha llegado siquiera a la mitad, sonó a ofensa en el equipo de Meade Kuribreña, el candidato del PRI, del Verde y de Nueva Alianza.

La reacción fue ignorar totalmente el llamado de Anaya y por el contrario inaugurar una “campaña de contraste” que en el equipo de López Obrador se considera una abierta guerra sucia. Meade sorprendió al decir que sí encuentra motivos para temer a Andrés Manuel y volver a encuadrarlo en el concepto de “peligro para México”.

Arranca mayo, el segundo mes de la campaña presidencial y ni siquiera es posible afirmar, como lo declaró Anaya a los cuatro vientos, que ya está definido el segundo lugar (a su favor, claro) y que la contienda por la presidencia se habrá de definir entre él y López Obrador. Para nada… el equipo de Meade acaba de tomar un segundo aire (¿muchos se preguntan si hubo un primero?) y están apostándolo todo.

Es totalmente cierto que lucen muy débiles sus posibilidades, especialmente por el lastre monumental que representa la marca PRI, pero la apuesta es muy clara: atacar a López Obrador y tratar de contrastarse con él.

Sobre el candidato tabasqueño, hay que subrayar lo que es conocido desde antes de la campaña: sigue siendo el favorito de las mayorías en cualquier medición. Ni Meade ni Anaya le hacen sombra. Pero se generó ya una suerte de segunda llamada como las funciones de teatro, y se espera su reacción, una estrategia que tenga la potencia suficiente como para contrarrestar lo que él llama guerra sucia.

Naturalmente, en un ambiente incierto como éste, Enrique Alfaro Ramírez tiene que dedicar buena parte de su capacidad de análisis a definir muy bien sus lealtades. Un paso en falso podría significar un tropezón y eso, combinado con una reacción atinada de los oponentes electorales, podría cambiar lo que ya parece muy seguro.

El resultado de la elección aún no se escribe.

(jonas@informador.com.mx / @jonaspalestra)

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