Viernes, 29 de Marzo 2024
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Elección 2018: ¿el fraude es posible?

Por: Jorge O. Navarro

Elección 2018: ¿el fraude es posible?

Elección 2018: ¿el fraude es posible?

Concluye la espera que ha parecido más larga por las campañas que se extendieron más de lo permitido. Finalmente llega la jornada electoral del domingo 1 de julio, cuando terminarán las especulaciones. Como han dicho incansablemente los que aparecen en desventaja en las preferencias: la votación será la única encuesta que valga.

Pero el ambiente electoral se está tornando negativo y se dice por todas partes, sobre todo en las redes sociales, que se prepara un fraude electoral.

¿Es posible?

Los mensajes denuncian con total seguridad que lo mejor es llevar un marcador indeleble porque los crayones que ofrecerán en las casillas se pueden borrar para después reusar las boletas y cambiar la elección.

Otros, denuncian la táctica del “carrusel”: el votante acordó vender su voto pero antes de ir a la casilla, se encuentra con su comprador, que le entrega una boleta ya utilizada; debe introducirla en la urna y regresar la que le hayan dado los funcionarios de casilla, sin usar, para que nuevamente, a otro votante comprado le den el voto ya rayado y regrese su propia boleta nueva a cambio del dinero.

Y obvio, también están las denuncias de la compra burda del voto, por una cantidad en efectivo, una tarjeta bancaria o una despensa.

En este México que nos toca vivir, es ingenuo desechar esas posibilidades. De que suceden, suceden. ¿Pero las prácticas ilegales pueden definir la elección?

El titular de la Junta Local del Instituto Nacional Electoral (INE) en Jalisco, Carlos Manuel Rodríguez, aseguró tajante, en la última ocasión que pude hablar con él: ¡es casi imposible que haya un fraude en la elección!

Algo de razón tiene. Los candidatos de partidos políticos, al menos los mayoritarios, registraron más de 99% de representantes en las más de 156 mil casillas que se instalarán en todo el país; cada uno de estos representantes es testigo con acceso preferencial al conteo de votos al final de la jornada de elección, y tiene derecho a recibir una copia del acta final del conteo, además de que puede firmar la original (incluso haciendo constar su protesta por escrito) e inmediatamente denunciar cualquier irregularidad o ilegalidad que haya presenciado.

Además, están los funcionarios de casilla, que en todo el país han sido capacitados y orientados para el día de la elección. Aunque muchos de ellos tengan filias y fobias partidistas, no pueden por sí mismos ejecutar un acto de fraude en su casilla porque los otros funcionarios y los observadores de los candidatos lo denunciarían.

¿Cómo poner de acuerdo a cientos de miles de personas en todo el país para que admitan un fraude?, pregunta Carlos Manuel Rodríguez.

¿Tiene razón? Efectivamente, en esas condiciones es casi imposible el fraude. Pero también es cierto que habrá quienes lo intenten, y que sí hay compra de votos y uso de programas sociales que se entregan junto con un adoctrinamiento para influir en la voluntad de voto de los beneficiarios. Y es imposible comprobarlo todo.

La única garantía de que al final se impondrá la voluntad mayoritaria es votar.

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