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El turbio negocio de la Villa Panamericana

Por: Rubén Martín

El turbio negocio de la Villa Panamericana

El turbio negocio de la Villa Panamericana

Ahora resulta que era más fácil prometer un título de campeón del futbol nacional al Atlas que impedir que la Villa Panamericana se concretara como negocio inmobiliario. El entonces presidente municipal de Zapopan, Pablo Lemus Navarro, prometió en agosto de 2019 que “ni ahora ni nunca” se autorizaría habitabilidad a la Villa Panamericana. 

Ahora ya como presidente de Guadalajara, Pablo Lemus se sumó a los festejos del campeonato del Atlas y se verá obligado a tragarse sus palabras respecto a impedir que el negocio de la Villa Panamericana se concrete (superior a los dos mil millones de pesos), pues desde el pasado 8 de diciembre el Tribunal de Justicia Administrativa (TJA) concedió el permiso para habitar los departamentos que conforman la Villa Panamericana, que ahora se denomina proyecto Avaterra, propiedad de la empresa Green Life Capital. 

Tanto Pablo Lemus, ex presidente de Zapopan, como el actual alcalde de este municipio, Juan José Frangie, pueden alegar que el permiso de habitabilidad se dio sin sus consentimiento y apuntarán el dedo hacia el magistrado Laurentino López Villaseñor, presidente de la Segunda Sala del TJA que concedió el permiso para la Villa Panamericana.

Pero todo indica que el gobierno de Zapopan no se defendió adecuadamente de la demanda en su contra, pues según expertos en derecho preguntados por Mural “la actuación del TJA es consecuencia de un procedimiento de ejecución, donde la Sala Unitaria sustituye a la autoridad demandada. Indicaron que Zapopan tuvo la posibilidad de presentar recurso de reclamación en un momento del proceso y omitió hacerlo”, según nota de Francisco de Anda (Mural, 21 diciembre 2021).

Es decir, todo indica que de manera deliberada los representantes jurídicos de Zapopan no presentaron un recurso de reclamación lo que llevó a que el TJA abriera la puerta para que la empresa inmobiliaria continuara con la venta y habitación de los 650 departamentos del desarrollo Avaterra.

Tanto Pablo Lemus, como Juan José Frangie deben de dar una explicación puntual para negar estas imputaciones de que, aparentemente, dejaron perder la demanda en su contra presentada ante el Tribunal de Justicia Administrativa y así lavarse las manos y acusar a los magistrados y no al gobierno de Zapopan de permitir habitar un proyecto inmobiliario que abrirá la puerta de par en par para la urbanización salvaje de El Bajío. 

Tal como lo admitió ayer el presidente de Zapopan, Juan José Frangie, tras la demanda de los dueños de la ex Villa, hay al menos 85 amparos contra el decreto estatal que protege El Bajío, y cuyo interés son desarrollos inmobiliarios, comerciales y colegios privados que pretenden urbanizar esa zona. 

Lo menos importante de todo es si dos alcaldes de Zapopan mintieron en su supuesta defensa de El Bajío, lo relevante es que la habitabilidad de la Villa Panamericana, abre la puerta a la urbanización descontrolada de esa zona ecológicamente importante por ser zona de amortiguamiento de El Bosque La Primavera, y por ser una enorme vaso de captación de agua de lluvia que alimenta mantos freáticos que surten de agua a cientos de miles de habitantes de la zona metropolitana de Guadalajara.

Ahora en lugar de ello, se corre el riesgo que las aguas negras de quienes habiten El Bajío, contaminen el subsuelo y en consecuencia el agua que aflora en Colomos, Andares, Providencia, Colinas de San Javier, como explicó el especialista de la Universidad de Guadalajara, Arturo Gleason. El Bajío “se va terminar de urbanizar y se va a hacer una cazuela de aguas negras y de lluvia", advirtió Gleason (Mural, 21 diciembre 2021).

No sería la primera vez que se contamina el subsuelo de El Bajío. A fines de octubre de 2011, justo en el desarrollo de los Juegos Panamericanos, se descubrió que las aguas negras de la Villa Panamericana se descargaron en un pozo de absorción y en una laguna improvisada que abrieron para la descarga de heces fecales y desechos de cocina (El Informador, 3 noviembre 2011). 

Junto con la responsabilidad de las autoridades locales, no hay qué olvidar que el origen de este turbio negocio inmobiliario está el entonces gobernador Emilio González Márquez, quien se empeñó en escoger El Bajío como destino de la Villa Panamericana, en contra de todos los cuestionamientos de especialistas y urbanistas de la ciudad. Y por si duda quedaba, con la decisión de habitar la Villa Panamericana queda demostrado que los poderosos intereses del capital inmobiliario, usan de tapete a las autoridades en turno. Construyen y destruyen la ciudad y la calidad de vida de los tapatíos a su antojo.  

rubenmartinmartin@gmail.com / @rmartinmar

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