El regreso del súper fiscal, Luis Carlos Nájera, al gabinete sorprendió a todos. Pero que su regreso sea a la cartera de Trabajo, sorprendió aún más. ¿Qué sabe Nájera de asuntos laborales? Nada, pero siendo sinceros sus antecesores tampoco. Quienes han ocupado esa cartera en el gabinete de Aristóteles Sandoval han sido todos políticos en edad de merecer: Eduardo Almaguer, hay que reconocerlo, hizo un buen trabajo y encabezó algunas causas como el combate a los “Talibanes” y el castigo al trabajo infantil, pero no era un experto y solo administró bien la cartera. Después vinieron Héctor Pizano y Tomás Figueroa que fueron aves de paso y solo utilizaron la secretaría para brincar a otro puesto. Esto es, la Secretaría del Trabajo no ha sido considerada por el gobernador como un puesto de carácter técnico sino como una cartera política.El regreso de Luis Carlos Nájera no hay que leerlo, pues, como una estrategia en materia laboral sino simple y llanamente como una designación política. No hay en él ningún mensaje ni estrategia en materia de trabajo. ¿Cuál es entonces la lectura del retorno de un personaje que además de polémico lo creíamos políticamente muerto?Una primera interpretación es que el gobernador, agradecido, le está dando juego a Luis Carlos Nájera para facilitarle su regreso a la vida pública. Después de su salida de la Fiscalía, Luis Carlos se retiró de los faroles e incluso salió del país. Su regreso a una secretaría le permite hacerse visible, bajar las resistencias y sobre todo reincorporarse por la puerta grande, a través del gabinete.Una segunda lectura que no habría que descartar es que Nájera regrese para asesorar al gobernador en materia de seguridad. La cartera de Trabajo es cada día menos importante. Hay que recordar que de aprobarse las reformas secundarias en materia laboral lo que hoy es la Junta Local de Conciliación y Arbitraje pasará a formar parte del Poder Judicial, que es la parte importante y delicada de la Secretaría del Trabajo. Nájera podrá “operar” una secretaría cada día menos importante y desde ahí estar presente en lo que el gobernador le pida.No es la primera vez que un gobernador lleva a su hombre de confianza en seguridad a una cartera distinta. Hay que recordar que Francisco Ramírez Acuña, ante la imposibilidad de nombrar a Enrique Cerón Mejía en la Secretaría de Seguridad (había sido acusado de participar en un acto de tortura) lo puso en una dirección administrativa del SIAPA y desde ahí operó la inteligencia policial.Algo similar puede estar detrás del regreso de Luis Carlos Nájera al gabinete de Aristóteles: en medio de un contexto de crecimiento de la inseguridad y un descontrol de la violencia, la experiencia vale oro.
