Martes, 23 de Abril 2024

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El canto del encierro

Por: María Palomar

El canto del encierro

El canto del encierro

Se trata probablemente del proyecto de grabación más voluminoso de la historia: empezó en marzo de 2019 y cuando termine, en dos años más, tendrá cerca de ocho mil horas. Esto es posible gracias al productor gringo John Anderson, que es ingeniero de sonido y dirige una casa disquera dedicada al jazz y la música clásica (Odradek Records), y a que las intérpretes están encerradas y cantan ocho veces al día.

John Anderson, originario de Kansas pero instalado en Italia, tiene una tía que es monja benedictina en la Abadía de Jouques,* cerca de Aix-en-Provence, en el sur de Francia. Viven ahí 45 monjas que siguen la regla de San Benito (siglo V) y ocho veces cada veinticuatro horas van a la capilla del convento a cantar los oficios: textos de las Sagradas Escrituras interpretados en canto llano o gregoriano que recorren todo el ciclo litúrgico en tres años. 

Sobre las monjas benedictinas, que desde hace más de mil quinientos años viven de la misma forma, dice Anderson: “pasan la mitad de su día en la iglesia. Y eso, todos los días del año y a lo largo de toda su vida. Lo que cantan es como si fuera una sola y larga melodía”. El resto del tiempo lo dedican al trabajo en la huerta, las cocinas, la biblioteca, la lavandería... y están confinadas por gusto y para siempre. También organizan seminarios de cosas como iluminación de manuscritos o canto gregoriano, abiertos al público interesado. El semáforo de la pandemia no las ha afectado, salvo porque no pueden recibir visitantes; por eso para la Pascua del 2020 pusieron en internet todos los cantos de la Semana Santa (y ya se han subido desde entonces muchas más horas de grabación).**

El canto gregoriano surgió hacia finales del siglo IV bajo la influencia de la tradición hebraica y de las tradiciones griega y bizantina. Lleva el nombre del Papa San Gregorio Magno (540-604), pero éste no fue su inventor, sino quien recopiló y ordenó un repertorio ya existente, que se seguiría enriqueciendo en los siglos posteriores. El gregoriano usa un sistema de ocho modos musicales, cada uno cubre una octava; la melodía se escribe en notación neumática, un sistema antiguo de signos llamados “neumas” que fue uno de los primeros intentos de asentar por escrito la música. El tempo y el ritmo no se señalan, sino que dependen del propio texto; por eso esta escritura se parece quizá más a un recurso mnemotécnico que a una auténtica notción musical.

Las benedictinas permitieron a John Anderson y sus técnicos instalar en la capilla ocho discretos micrófonos. Hay una persona encargada de activarlos antes de los oficios y apagarlos después.

Cada noche, las monjas mandan al técnico por el módem 4G instalado en la abadía las grabaciones de las horas canónicas del día (24GB de contenido). En los videos de Neumz,*** que es el nombre del proyecto y que precisamente se deriva de los neumas de la notación gregoriana, aparecen ésta, la letra en latín, y traducciones a varios idiomas.

*https://www.abbayedejouques.org/ 
**https://www.youtube.com/watch?v=JGD3Nwmq5GU&list=RDJGD3Nwmq5GU&start_radio=1&t=0
***https://neumz.com/
 

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  • John Anderson

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