Pocas cosas representan mejor la perversidad de la política mexicana que la existencia del Partido Verde. La inconsistencia ideológica, el pragmatismo al límite, la opacidad como principio, la compraventa de voluntades como sistema, el partido como negocio familiar. Ese es el partido que, tras demostrarse la contratación de “influencers” el día de la elección, hoy está en la mira del INE y de la inteligencia financiera del país.Un reportaje de Zorayda Gallegos en El País señala que entre 2014 y 2019 se desviaron a través de empresas fantasma, que ya están en la mira del SAT, 133 millones de pesos del gasto ordinario. Dicho de otra manera, ordeñaron al partido y la Unidad de Fiscalización del INE lo sabe. Esto, junto con la violación reiterada a la veda electoral haciendo propaganda a través líderes de opinión pagados en las redes sociales ha generado una corriente de opinión que pugna por la cancelación del registro de este partido. Pero, ¿qué pasaría en el Congreso con los 43 diputados en caso de que desapareciera el Partido Verde?De acuerdo con el principio de afiliación efectiva emitido por el propio Instituto Electoral, cuya finalidad es cumplir con el precepto constitucional de que ningún partido tenga más de ocho por ciento de representación (como sucedió con el PRI en 2015 y con Morena en 2018), los diputados del Verde no podrían cambiarse de bancada, pero entrarían sin duda a un proceso de negociación con grupos afines.Aunque, fieles a su tradición acomodaticia, en esta elección fueron aliados con Morena, los diputados electos por el Verde tienen tres grandes fuentes de origen: los del grupo de Manuel Velasco, el ex gobernador de Chiapas; un grupo de diputados que militan en Morena pero que ganaron por el Verde en el 2018 y que para ser reelectos tuvieron que presentarse de nuevo por este partido y, un tercer grupo compuesto por priistas de cepa, la mayoría de ellos vinculados al expresidente Peña Nieto, producto de la antigua alianza.El Verde será, por decirlo bonito, el factor sorpresa de la próxima Cámara. Independientemente de lo que decida el INE sobre el futuro de este partido, difícilmente los veremos votando en bloque. Por el contrario, todo apunta a que regresará al Congreso el tradicional sistema Pay Per View o Pago Por Evento; cada voto será negociado en lo individual o en pequeños grupos del Partido Verde, y eso no solo sale caro, sino que es terriblemente contagioso.Paradojas de la política: para que el presidente pueda seguir “combatiendo la corrupción” y aprobando presupuestos transformadores tendrá que comprar votos en la Cámara de Diputados.diego.petersen@informador.com.mx
