La desaparición del avión que transportaba al argentino Emiliano Sala trae a la memoria la tragedia del Grande Torino en Superga, que ocurrió hace casi 70 años.El desastre que cimbró al club de Turín representó la primera ocasión en que se entrelazaron de manera trágica la aviación y el fútbol, esos dos fenómenos globales que caracterizan nuestra época.Para entender la dimensión del evento basta leer el titular de El Informador, que presentaba al Torino como “los campeones del mundo”. La definición no es exagerada, ya que el equipo era la base de la Selección italiana campeona del mundo.Cinco títulos de Liga consecutivos, 100 partidos sin derrota, 89 victorias, 11 empates, 363 goles a favor y 80 en contra. Esos números le valieron a ese equipo un par de lustrosos sobrenombres: “El grande Torino” y “Los Invencibles”.Como en el caso de Sala, que volvió a Nantes para saludar a sus ex compañeros, la tragedia del Torino es más amarga porque fue ocasionada por un gesto noble. El club italiano volvía de Lisboa, donde había disputado un partido amistoso con el Benfica en honor de Francisco Ferreira cuando su avión se estrelló cerca de la Basílica de Superga, ubicada en la colina homómina en las afueras de Turín.Eran las 17:05 horas del 4 de mayo de 1949 cuando terminó la aventura de uno de los mejores equipos de fútbol de la historia. Fallecieron en total 31 personas, entre jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, miembros de la tripulación y periodistas.Del grande Torino quedaron sólo tres jugadores que no habían emprendido el viaje por motivos varios.El club disputó las cuatro fechas restantes del torneo de Liga con jugadores juveniles y se coronó campeón con cinco puntos de ventaja sobre el Inter, segundo lugar, pero tal vez nunca un título de Liga fue celebrado con menos entusiasmo.El trauma causado por el accidente fue tan grande que la Selección italiana decidió viajar en barco al Mundial de Brasil, que se celebró en 1950.Cada 4 de mayo el Torino conmemora la tragedia de Superga con una ceremonia en la que el actual capitán del equipo lee los nombres de los fallecidos hace 70 años.El año pasado el sacerdote presente en la ceremonia resumió el legado del Grande Torino con una frase que podrían hacer suya el Chapecoense, el Nantes, el Manchester United y todos los aquipos efectados por tragedias similares: “Las estrellas que nos guían son ellos, los Invencibles”.
