Viernes, 26 de Abril 2024

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Donde mismo

Por: Armando González Escoto

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Brincar para caer donde mismo puede ser la experiencia de México a más de seis meses del cambio de gobierno, de donde se podría deducir que por muy alto que hubiese sido el brinco y mucho el esfuerzo implicado, de poco sirve si en realidad no se logra el avance que se esperaba, no sólo del nuevo gobierno, sino de la misma sociedad.

El gobierno es un factor determinante en el proceso del país, pero no es el único, de hecho, pocas veces tantos factores se habían lanzado al campo de juego como los que ahora observamos. El compromiso del ejecutivo federal por frenar la carrera imparable del dispendio salarial en los altos puestos de gobierno arrojó de inmediato a cientos de afectados a la arena de la inconformidad y del encono. La supresión del proyecto del nuevo aeropuerto afectó intereses de muy alto rango, aumentando el número de los inconformes, independientemente de que tal decisión haya sido buena o pésima. El combate a la corrupción sin prever ni atender los muchos daños colaterales ha sido otra fuente de disturbio que se ha visto reflejado en el abasto de gasolina y medicinas, también en el apoyo a las guarderías. La simplificación de estructuras federales con la innovación de superdelegados a muchos gobernadores les ató las manos lo mismo para lo bueno que para lo malo, y les desató igualmente el resentimiento. Grandes proyectos como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, o el aeropuerto de Santa Lucía, enfrentan suspensiones legales y condicionamientos. Todo sumado acaba siendo un caudaloso río revuelto donde se mezcla la verdad con la mentira, el interés personal con el nacional, el resentimiento con la justicia, la simpatía con la antipatía, bajo el manejo de los grandes promotores del terrorismo informático, siempre dispuestos a desacreditar, mal informar, defender o atacar a ultranza, más por pasión que por un análisis objetivo de la realidad.

El combate a la corrupción sin prever ni atender los muchos daños colaterales ha sido otra fuente de disturbio que se ha visto reflejado en el abasto de gasolina y medicinas, también en el apoyo a las guarderías...

En contraparte el factor presidencial no parece muy interesado en equilibrar la barca, por el contrario pone de su parte para agravar la incomodidad de varios sectores sociales que no pueden ver con satisfacción el que se estén tomando decisiones importantes por el recurso de levantar la mano en encuentros que ni representan a la comunidad ni tienen carácter de asamblea.

Si al brincar tan alto hemos caído donde mismo se debe en buena parte a que no se trataba de brincar, sino de avanzar, y que no hay avance creíble si no se dan pasos firmes y evidentes en favor de una genuina democracia, asunto que hasta el momento se mantiene en ceros. Tampoco se puede creer en una promesa de abatir la corrupción si vemos todos los días como se mantiene incólume el imperio de la impunidad.

Por si esto no bastara, otros dos factores dificultan la marcha actual del país: la violencia interna de la nación, imparable y creciente, y la postura francamente delincuencial del gobierno norteamericano que ha usado la cuestión arancelaria como un medio para hacer de México el mayor muro de contención ante la inmigración ilegal. No estamos ante un sexenio fácil, pero es también fruto de los anteriores.

armando.gon@univa.mx

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