Viernes, 10 de Octubre 2025

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Discusión bizantina

Por: Jaime García Elías

Discusión bizantina

Discusión bizantina

En la literatura hay un ejemplo de ejercicio absoluto de la libertad: el de Robinson Crusoe, durante 28 años… hasta que apareció Viernes. En la historia, ninguno. Vivir implica, desde el nacimiento hasta la muerte, someterse -voluntariamente, valga el subrayado- a determinadas normas de convivencia social…

Debatir, por tanto, si las autoridades civiles violan los derechos humanos o quebrantan las garantías individuales al imponer una serie de restricciones a la libertad ciudadana con motivo (o so pretexto, da igual) de la pandemia del coronavirus, sería un ejemplo más de la típica “discusión bizantina”: aquella en que la  exposición de los argumentos se vuelve demasiado prolija e intrincada… y en la que es casi imposible que los debatientes lleguen a alguna conclusión plausible o aceptable.

-II-

El derecho a entrar o salir de la República y viajar por su territorio o cambiar de residencia “sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto u otros requisitos semejantes” consagrados por la Constitución (Artículo 11), establece en el mismo precepto que “el ejercicio de este derecho estará subordinado (…) a las limitaciones que impongan las leyes sobre emigración, inmigración y salubridad”, entre otras.

Emilio O. Rabasa y Gloria Caballero, y Dora María Sierra Moreno, en comentarios a sendas ediciones de la Constitución, ejemplifican dichas limitaciones: el arraigo, que impide a una persona ausentarse del lugar donde ha sido demandada; la detención y la prisión preventiva, o la pena de prisión establecida en una sentencia judicial; asimismo, “las medidas que (la autoridad) crea necesarias a fin de proteger la salud de los habitantes”, restringiendo la circulación “de personas que puedan ser portadoras de enfermedades contagiosas -potencialmente todas, en el caso..., lo que justifica que la norma sea de aplicación general-, siempre en beneficio de la salud del pueblo”.

-III-

Las restricciones en el ejercicio de la libertad, por lo demás, forman parte de las normas cotidianas de convivencia social: en una conversación, guardamos silencio -es decir, renunciamos momentáneamente a la libertad de expresión- cuando habla nuestro interlocutor; en la calle respetamos la luz roja del semáforo -es decir, renunciamos momentáneamente a la libertad de tránsito- en beneficio de quienes tienen la luz verde a su favor. Todas esas, y muchas más, son renuncias voluntarias, momentáneas, a la libertad, en las que todos ganan, en las que nadie pierde…, siempre en beneficio del orden.

Después de todo -regresamos con Robinson Crusoe-, la inteligencia es la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas.

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