Viernes, 19 de Abril 2024

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Prensa amarilla o gobierno rosa

Por: Diego Petersen

Prensa amarilla o gobierno rosa

Prensa amarilla o gobierno rosa

La prensa amarillista nació en la ciudad de Nueva York a finales del siglo XIX. Los periódicos más cautos llamaban así a los diarios más atrevidos y que solían exagerar el tono de las noticias. El mote de prensa amarilla se lo deben a un personaje de tira cómica, llamado “el chico amarillo”, que se publicaba tanto en el New York World como en el New York Journal. Estos diarios hicieron de la crítica virtud y acusaron el golpe diciendo que eran amarillos, no cobardes, como los otros. En lo sucesivo se llamó amarillismo a esa forma particular de hacer un periodismo exagerando la nota.

Ayer el Presidente acusó a los medios que reportaron los bloqueos en Zacatecas de amarillismo. En su lógica se exageró la noticia para escandalizar. Más allá de la tendencia irrefrenable del Presidente de ponerse al centro de toda noticia y de victimizarse, vale la pena discutir si eso es o no amarillismo. Antes hubo bloqueos en Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California y años atrás en otros estados. Es cierto, pues, que no es la primera vez que ocurren quemas de autos y camiones como una forma de bloqueo de las vías públicas. Tan es así que no todos los medios dieron cuenta de los sucesos de Zacatecas en sus primeras planas o notas principales de los noticiarios. Mientras unos, los amarillos, de acuerdo al Presidente, exageran, otros dan por sentado este tipo de actos que rayan en el terrorismo. ¿Estamos normalizando la violencia?  

La tonalidad de la información habla mucho de nosotros, no sólo de los medios, sino de la sociedad. Las autoridades en general, del Presidente para abajo, tenderán siempre a restar importancia a los eventos violentos. Es parte de su chamba generar una sensación de control, aunque no lo tengan. Los medios, dependiendo de muchos factores, desde la cercanía del suceso hasta lo novedoso del hecho, pasando por otro montón de condicionamientos, tomarán la que crean la mejor decisión de cada día y cada circunstancia específica. 

Teñir la realidad de amarillo, llamando la atención de los hechos violentos, o de rosa, minimizándolos o peor aún normalizándolos, no cambia la realidad que viven las comunidades afectadas. Discutir el tono de la información y no la gravedad de los hechos no nos ayuda a resolverlos. Dicho de otra manera, combatir la percepción de inseguridad, “eufemizar” la realidad en lugar de perseguir a los delincuentes no va a solucionar los problemas de violencia en el país, sólo los de percepción del gobierno y temporalmente.

No nos equivoquemos: lo anómalo no es la publicación de un hecho violento, que puede ser acertada o no en su enfoque y cobertura, sino que estos ocurran y además con tanta frecuencia.

diego.petersen@informador.com.mx

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