La polarización respecto al gobierno lopezobradorista ha llevado a la construcción de las tesis más descabelladas. El miedo y la generación de escenarios de pánico son parte esencial de la propaganda y en las redes sociales han encontrado su caldo de cultivo ideal. Generar miedo en el otro es una de las estrategias políticas que mejores resultados da y la usan tanto los de derecha como los de izquierda, los que se dicen demócratas y los que no son tanto.El miedo que se infunde desde el obradorismo es la posibilidad de que “los que lleguen” destruyan lo alcanzado, que echen para atrás los programas sociales, que volvamos a la era de la corrupción, como si algún día se hubiera ido. La oposición, por el contrario, ha tratado de infundir, desde el primer día de gobierno, el miedo a que López Obrador intentará reelegirse, que imite a Fidel o a Chávez, que se convierta en un dictador, aunque no exista un solo dato que demuestre que pueda ser así.Todo político y particularmente todo presidente busca perpetuar el legado. Algunos más que otros, por supuesto. Los más poderosos buscan la perpetuidad y las páginas de la historia, y en ese grupo, al lado de Miguel Alemán, Luis Echeverría o Carlos Salinas está López Obrador. La reelección hoy parece imposible, la pregunta es si puede darse el escenario de una sucesión tan controlada que le permita al presidente seguir ejerciendo un gran poder de control y sobre todo de veto en el o los siguientes periodos, una especie de Maximato reloaded donde el que mande no necesariamente viva enfrente, sino que, aunque viva lejos, tan lejos como se llama el rancho de López Obrador, siga mandando.No hay duda de que el presidente lo va a intentar, como todo buen político. La pregunta es si existen las condiciones para que eso se dé. No basta tener buena aprobación social y un gran control del partido, dos cosas que podemos coincidir tiene y seguirá teniendo de cara a la elección del 2024, es necesario que se den las condiciones políticas para ello. Para que se configure algo parecido a un Maximato se requiere no solo que el presidente pueda decidir a su sucesor, sino que el resultado electoral le sea muy favorable, de manera que pueda, hipotéticamente, controlar al siguiente presidente y también al Congreso. Si se logra la reforma electoral que quiere el presidente, sus posibilidades aumentan, pues sin diputados plurinominales la Cámara sería suya. Sin reforma electoral ese escenario es prácticamente imposible. PD. En Tres Patadas sale de vacaciones y no se publicará las próximas dos semanas. Nos vemos/leemos el próximo 23 de mayo.diego.petersen@informador.com.mx
