Hoy coinciden el tercer y definitivo partido de la Selección mexicana en el Mundial de Rusia y el fin de las campañas electorales en las que nos recetaron millones de spots, que muy poco ayudaron a dar elementos de decisión a los mexicanos para definir su voto. En ese sentido, la contienda que hoy termina estuvo más cerca de lo electorero que de una verdadera competencia electoral en la que, además del contraste personal e intercambio de acusaciones entre los candidatos, inherente a toda campaña proselitista, se hubiera alcanzado un buen nivel de debate y contraste de las propuestas para enfrentar los grandes retos de los municipios, la Entidad y el país.Poco se evolucionó en la transparencia y la fiscalización de los gastos de partidos. Hubo un grave retroceso en lo que se había logrado en materia de rendición de cuentas de los candidatos con la Ley #3de3 en los dos pasados procesos electorales. En Jalisco sólo 52 candidatos, de más de mil en contienda, mostraron apertura para hacer público su patrimonio. Este regreso a la opacidad es una muy mala noticia para avanzar en el combate a la corrupción y a la impunidad. El financiamiento ilegal de campañas, venga del erario, de empresas o del narco (que dejó, como nunca, su huella de sangre con 144 asesinatos de candidatos y funcionarios), es el inicio de los circuitos de corrupción y de la inseguridad.Tenemos, pues, en estas asignaturas pendientes una agenda muy clara de lo que se debe tratar de corregir para los próximos comicios, desde las reglas y el modelo de competencia que se puedan impulsar desde el Congreso y las autoridades electorales, desde las instancias anticorrupción y de los gobiernos para garantizar la seguridad a los aspirantes.Desde luego, la gran mayoría de las y los electores estará más pendiente de lo que ocurra en la cancha del estadio central de Ekaterimburgo, entre México y la poderosa escuadra de Suecia, que en el cierre de las campañas. El gol de último minuto que el sábado le metió Inglaterra a Suecia para arrebatarle el partido, abrió una riesgosa disyuntiva para el equipo mexicano: gana para coronar un gran arranque de Mundial y hacer historia al convertirse en el primer seleccionado nacional en conseguir los nueve puntos en la primera ronda, o empata para pasar, sin esa conquista, en primer lugar de su grupo. La otra posibilidad es la de la derrota, lo que muy probablemente los deje fuera del Mundial pese a los dos grandes partidos que ha dado.Las primeras dos posibilidades provocarán nuevamente una catarsis nacional, una tercera dosis de optimismo por una incipiente proeza deportiva, que le viene muy bien a un país golpeado por la violencia y la corrupción. El escenario de la eliminación será como un balde de agua fría que podría empeorar el humor social. Ninguno de los dos escenarios influirá decisivamente en la elección. Por un lado va el furor futbolero y, por otro, el electorero.jbarrera4r@gmail.com
