Jueves, 24 de Julio 2025

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Deuda en focos rojos

Por: Israel Macías López

Deuda en focos rojos

Deuda en focos rojos

Quizá usted conoce a alguien que haya vivido una situación como esta, o incluso usted mismo en algún momento de su vida pasó por algo similar: la sensación de desesperación porque las deudas que tiene se hacen cada vez más grandes y no importa los sacrificios que haga, simplemente los intereses no dejan de crecer.

Esa situación crítica que acabo de describir no es ajena para muchos mexicanos. De hecho, la gran mayoría de nosotros tenemos que aprender sobre créditos, intereses y el uso de tarjetas de crédito sobre la marcha. Nunca tuvimos una educación financiera para aprender a hacer un uso correcto de este tipo de instrumentos.

Por eso aprendemos a golpes, cometiendo errores. Tan es así, que en México un número importante de personas que declaran que mejor prefieren “no tener ninguna tarjeta de crédito”, por miedo a vivir una experiencia así. Es decir, tan pobre es nuestra cultura financiera que de inmediato asociamos tarjeta de crédito con problemas.

Yo propondría una reforma a los programas de bachillerato del país, para incluir un curso de educación financiera o de finanzas personales. Para que todos los alumnos aprendan las bases del uso del crédito y del dinero.

Pero esa es otra historia.

Le comento esta situación desesperada, porque es exactamente lo que está empezando a vivir el gobierno federal de la presidenta Sheinbaum. Y es que la deuda pública no ha dejado de subir desde que López Obrador llegó como presidente en diciembre del 2018.

Claro que usted recordará que él siempre prometió que “no había hecho crecer la deuda”, bueno, pues resulta que le mintió. A usted y a todos los mexicanos. Solo bastaba con mirar los datos de la deuda pública registrados ante la Secretaría de Hacienda, para ver cómo el total del endeudamiento público se iba para arriba.

Si López Obrador lo recibió en unos 11 billones de pesos o 11 millones de millones, para octubre del 2024 cuando le entregó la silla presidencial a su candidata, Claudia Sheinbaum, la deuda ya tocaba los 17 billones de pesos. AMLO con su discurso de “austeridad republicana” se gastó por encima de los ingresos públicos un promedio de un billón de pesos por año.

En realidad, aunque inició su sexenio sin depender tanto de la deuda porque tenía a la mano todos los recursos de los fondos y fideicomisos que fue desapareciendo, ya para el final del sexenio sí echo mano de la tarjeta de crédito sin pena alguna.

El peor año fue, ¿cuál cree?, 2024. Año en la que el gobierno de AMLO no escatimó en gastos con tal de llegar a las elecciones de julio con la apariencia de una economía en crecimiento y con dinero en circulación. El dinero se gastaba, la gente cobraba sus apoyos y las obras “prioritarias” no dejaron de construirse.

Mientras, la deuda seguía creciendo.

Hoy en 2025 la presidenta Sheinbaum sabe que la tarjeta ya no puede usarse con la misma irresponsabilidad como la uso su protector, sino que ahora le han llegado los tiempos de pagar las deudas y sus intereses.

El endeudamiento público total ya supera el 51% del PIB de México y en 2024. Un límite que prende las alarmas en todas las agencias, ya que por si pobre nivel de recaudación se asume que México tiene un límite de endeudamiento cercano al 60% del PIB.

En 2024 el gasto público total fue por 27% del PIB del país, mientras que los ingresos apenas si alcanzaron un 22% del PIB. Esa diferencia se tuvo que cubrir con mayor endeudamiento, 5 puntos del PIB en los que creció la deuda y que le urge a Sheinbaum y a Hacienda, bajar a toda costa.

Y es que el problema es que, aunque le bajen al uso de la tarjeta, los intereses no dejan de crecer. Lo que mete un nivel de presión mayor en el gasto público: ya no puedo endeudarme, pero además lo que tengo que destinar al pago de intereses no deja de crecer.

Por eso ve usted que siguen y siguen con recortes en áreas clave de los servicios públicos, como salud.

En este contexto, lo único que podría disminuir la presión en las finanzas públicas del país, sería que la economía creciera. Cuando el PIB crece, la recaudación fiscal se eleva, porque hay mayor producción y venta de bienes y servicios. Así como mayor creación de empleos formales y apertura de negocios y empresas.

La mala noticia es que este año, la economía de México no crecerá. La bomba de tiempo fiscal está encendida y ya se escucha el tic, tac.

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