Muy temerario, por decir lo menos, se vio ayer Daniel Espinosa Licón, al día siguiente de convertirse de forma unánime en el presidente electo del Poder Judicial de Jalisco, al salir a defender la designación de las y los nueve magistrados y el consejero de la Judicatura hecha por diputadas y diputados el martes pasado, y que a todas luces fue un claro reparto de cuotas partidistas, que aunque no lo acepte, desde luego que debilita la independencia y autonomía del Supremo Tribunal de Justicia (STJ), por los compromisos con los que llegan los beneficiados con los que apadrinaron su llegada al Palacio de Justicia.Si bien atinó a decir que hubo un buen avance en el tema de paridad de género por el hecho de que por primera vez hayan ingresado cinco magistradas, que sin duda ayudará a ir equilibrando un STJ en el que siempre hubo una abrumadora mayoría masculina, lo que es insostenible, es su afirmación de que los perfiles seleccionados fueron los mejores evaluados, porque quedaron fuera muchos que tenían mejores notas que algunos de los electos pero lo que les faltó fue ser “cuate” o “cuota” de algún poderoso.Hecha esta ponderación, lo que habrá que consignar también es que ojalá estos nuevos magistrados y magistradas laven con su actuación ese pecado original y le ayuden a Espinosa Licón, desde el 1 de enero del 2021 que asuma la presidencia del Poder Judicial, a limpiarlo para sacarlo del profundo desprecio y desprestigio en el que está instalado ante la ciudadanía por décadas de ineficiencias, abusos, corrupción e impunidad, que se volvió a confirmar con los resultados que presentó ayer el Observatorio Ciudadano Jalisco Cómo Vamos de su último estudio de percepción del STJ, que bien podría ser una buena fuente para que el nuevo titular del Poder Judicial termine de afinar su plan para enfrentar la grave responsabilidad que está por asumir.Espinosa Licón llega con la fortaleza de haber pasado a la historia como el primer juez oral que inició en Jalisco la puesta en marcha del Nuevo Sistema de Justicia Penal Adversarial en junio de 2016, con el que se anhelaba terminar con los altos niveles de corrupción del viejo modelo inquisitivo, sin que hasta ahora, evidentemente, lo logremos.El prestigio y los méritos con los que llegó a ese puesto así como su desempeño sin duda fueron determinantes para su ascenso y llegada como magistrado en octubre de 2018 de la mano del grupo alfarista que dominaba también la pasada legislatura.En poco más de dos años que fungió como magistrado de la primera sala penal su labor no tuvo cuestionamiento alguno hasta que le tocó, junto con los magistrados Tomás Aguilar e Higinio Ramos, absolver y decretar la libertad al ya sentenciado Dany Quintero, detenido en enero de 2019 acusado de estar implicado en el asesinato del Secretario de Turismo de Jalisco, Jesús Gallegos, en marzo de 2013 y otros delitos. Esclarecer las motivaciones de ese fallo sería muy oportuno para que Espinosa Licón inicie sin suspicacia alguna el cumplimiento de su promesa de brindar a los jaliscienses algo que nunca hemos tenido: un Poder Judicial “eficaz y eficiente”.jbarrera4r@gmail.com