Jueves, 28 de Marzo 2024

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Comer de la basura

Por: Carlos María Enrigue

Comer de la basura

Comer de la basura

El pasado lunes se alborotó el avispero puesto que, por un par de horas, el señor Jorge Ramos – cara periodística de la televisora Univisión – fue encerrado junto con sus colaboradores, a quienes les quitaron su equipo de trabajo y contenidos, por haber molestado en una entrevista al presidente de Venezuela Nicolás Maduro. La razón de la molestia: Ramos sugirió que Maduro era un dictador que tenía a su pueblo en la miseria, apoyó tal afirmación al mostrarle un video donde gente de Caracas va comiendo desechos de un camión de basura.

Lo interesante de esto, o por lo menos lo que me llamó la atención a mí, no trata propiamente de Venezuela, sino de aquí. Pues ni tardos ni perezosos los furibundos tuiteros y facebookeros llenaron las redes de su odio al socialismo del siglo XXI o al neoliberalismo.

Así, inicialmente, se enfatizó el carácter grosero de Jorge Ramos. Es difícil negar esto, el tipo es bastante desagradable y más que obtener información escuchando lo que el otro tenga que decir, se dedica a gritonear a sus entrevistados cualquier posición que tenga él. Cierto, pero ¿lo va a secuestrar un presidente por eso? Quien le concedió la entrevista fue el propio Maduro y parece ingenuo que no supiera las credenciales con que cuenta Ramos. No necesitaba contestar insultos, no necesitaba siquiera seguir con la entrevista, pero ¿secuestrarlo?

Posteriormente hubo quien afirmó que gente que come en la basura existe en cualquier país. Es más afirmaron que en su trayecto al trabajo aquí en esta noble y leal son testigos de gente que sobrevive comiendo en basureros.

Todo esto es cierto, el grado de pobreza y marginación que tiene este país da para eso y para mucho más. No solo eso, dentro de los ejemplos mucho se hacía referencia a gente que come basura en países desarrollados como Estados Unidos, Francia o Noruega.

El argumento implícito de tales afirmaciones no va tanto en el contexto de que hemos hecho poco por resolver la pobreza y la marginación, el argumento es que Venezuela no está mal, si eso pasa en otros países debe ser falsa la catástrofe humanitaria que se dice se vive en Venezuela.

Pues bien, suponiendo que todo aquello fuera cierto habría que preguntarse por qué no vemos un flujo migratorios sustancial de mexicanos rumbo al extranjero. Sí, prácticamente la totalidad de los mexicanos que migra lo hace a Estados Unidos, pero desde hace varios años ya el flujo entre los que se van y los que se regresan es casi igual ¿entonces?

La diáspora de venezolanos es algo real, lo viví yo en Francia en el año 2000, cuando Nicolás Maduro estaba lejos todavía de llegar al poder, cuando las cosas estaban bien y el dinero fluía de forma directa a las clases populares. En todo caso, de mis conocidos solo una ha regresado a vivir a Caracas. Unos viven en Francia, a donde llevaron a su familia, otros en Alemania, otros en Estados Unidos y así sigue la lista. Si bien en aquella época quienes migraban eran en mayoría sifrinos – fresas – también los había tierruos – nacos, parece que hoy, 2019, la desgracia los ha afectado a todos.

Sí, en todos lados hay gente en la miseria que tiene que comer de la basura. El asunto es que hoy día, solo por pretender defender una ideología se pretenda sostener mentiras como el que todos los venezolanos comen basura o que Venezuela esté en mejor situación que México.

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