En el beisbol, como en la vida, nada está escrito hasta que cae el último out. Sin embargo, hay momentos en que los planetas se alinean y el destino parece asomarse con claridad. Así ocurre hoy con los Charros de Jalisco, que tienen ya, como dicta el dicho popular, “medio cuerpo adelante” en la contienda por el campeonato de la Zona Norte de la Liga Mexicana de Beisbol, tras hilar dos triunfos sólidos en los primeros juegos de esta serie decisiva.Lo que se vive ahora no es cualquier episodio: hablamos de la Semifinal del esquema de competencia, la antesala de la llamada Serie del Rey, donde los titanes de cada zona chocan por la supremacía nacional. Y en este camino, los Charros se han ganado con sudor, dramatismo y coraje el derecho a soñar. No solo demostraron que tienen con qué, sino que cuando conjugan estrategia, temple y ofensiva explosiva, se convierten en un rival capaz de derribar gigantes.El antecedente inmediato es revelador: la serie frente a Unión Laguna, que se definió al séptimo juego, con carreras admitidas en exceso, pero también con un bateo oportuno que supo responder en los momentos de mayor tensión. Ese tránsito, sufrido pero heroico, les otorgó el boleto a la final de zona. Y lo mismo ocurrió antes contra los Sultanes de Monterrey, líderes indiscutidos del norte, a quienes sorprendieron en su propia casa para luego rubricar la hazaña en patio ajeno.Hoy, con dos victorias a cuestas en la serie final de zona, el equipo de Benjamín Gil se encuentra en una posición privilegiada, aunque no definitiva. Porque si algo ha mostrado este beisbol de verano es que nada se regala, y cada avance exige batallar hasta la última gota de aliento. El reto inmediato es volver a Monterrey, tierra dura, donde los Sultanes esperan con la misión de defender su honor y buscar la remontada. No hay que olvidar que en el béisbol, como en la política y en la vida, las victorias tempranas pueden ser espejismos si no se consolidan con carácter.Lo que sí es indiscutible es que Charros ha demostrado madera. El cuerpo de lanzadores ha tenido altibajos, es cierto, permitiendo carreras que a veces complican la tranquilidad, pero la ofensiva ha sabido responder con batazos que encienden la esperanza. La clave será ajustar, balancear mejor las armas y no confiarse en lo ya obtenido. Monterrey no es “perita en dulce”, como suele decirse; es un cuadro con experiencia, con recursos y con la obligación de hacer pesar su localía.Sin embargo, el pasado reciente muestra que Charros sabe ser un visitante incómodo, un “mal huésped”, como se diría en tono coloquial. Ya han dado el golpe en el norte y no hay razón para pensar que no puedan repetir la dosis. La tropa jalisciense debe ir con paso firme, sin dejarse intimidar por el ruido ni por la presión de un estadio ajeno. Si algo se requiere en este momento es templanza, esa virtud que distingue a los equipos grandes, capaces de convertir la adversidad en oportunidad.Más allá del resultado inmediato, lo que está en juego es la posibilidad de disputar la Serie del Rey, ese anhelo máximo que convierte al beisbol en fiesta nacional. Del otro lado del tablero, en la Zona Sur, los favoritos son los Diablos Rojos del México, los “pingos” que arrastran historia, títulos y poderío, aunque en este deporte nada se da por seguro hasta que el último lanzamiento cruza el plato. Una final entre Charros y Diablos sería de antología: tradición contra tradición, pasión contra pasión.Lo cierto es que Jalisco vibra con su equipo. Hay una afición que se ilusiona, que acompaña y que siente que esta puede ser la temporada del regreso triunfal. No se trata solo de un campeonato deportivo, sino de un símbolo de identidad, de un orgullo que se comparte en familia y que refleja la fuerza de una tierra que no se rinde.bambinazos61@gmail.com@salvadorcosio1