Martes, 16 de Abril 2024

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"Celulares"

Por: Carlos Enrigue

"Celulares"

ace años, cansado de ser “el gordo que no tiene celular” decidí ingresar al mundo de la tecnología y conforme a mis posibilidades económicas me dirigí a un Oxxo y adquirí por cien pesotes un celular bajo el sistema amigo (que resulta muy poco amigable); no quisiera contarles la cara de mis hijos al ver mi flamante adminículo, trataron de convencerme de que con éste no podría acceder a apps -que no sé qué son- ellos ignoran que a mi edad y conocimientos, utilizo el teléfono sólo para hablar por teléfono.

Entre los agradecimientos que tengo con el creador es que no haya en uso tronos movibles -imagine usted que llega usted al escu y alguien se lo llevó- terrible.

Soportaron, no sin cierta vergüenza, mi aparato hasta que no resistieron la pena y María me regaló un aparato más moderno, aún con el sistema amigo, pero éstos están planeados para ser obsoletos de inmediato - sin tomar en cuenta al poseedor- de manera que tuve que cambiar y aprovecharon para lograr abandonara el plan amigo por un “contrato”.

Me dirigí acompañado desde luego, a una tienda del tío Slim que está por Rubén Darío. Que tortura. El personal comparte un solo cerebro, comenzó a un interrogatorio que me hizo sentir en la lista de los más buscado. Aunque no les pedía crédito (sin duda porque no me lo hubieran dado) iniciaron la más acuciosa investigación que haya visto, con decirle que encontraron que hace más de 60 años le quedé debiendo quince centavos por una tostada y una aguilita a Rafa, el de la tiendita en el Colegio Cervantes Colonias. También encontraron que debía la cuota de junio de 1958 del Club del niño gordo y de ahí ad infinitum.
Después las identificaciones la del INE, pasaporte, cartilla militar, credencial del Sindicato y juramento a mano levantada de tres personas -también plenamente identificados y verificados como clientes de la firma y checados  los domicilios con la policía, el SIEDO y la INTERPOL.

Pareciéndome exagerados los requisitos y temiendo que ellos pensaran que yo quería comprar la empresa, tímidamente les aclaré que sólo quería comprar el celular más barato. No me hizo caso y mirándome con profunda lástima susurró: viejo menso, sólo que en versión para adultos.

Como estaba comprando el modelo más económico, resultó era el último y por ello tenían que comunicar a los doscientos mil distribuidores del país; a las 32 sedes regionales de la empresa y a la dirección general que habían vendido el aparato (debo reconocer que la insistencia de avisar a Slim, fue mía).

Para estas alturas yo y mis acompañantes estábamos de rodillas rezando rogativas al inventor del teléfono pero sintiéndome como María Antonieta antes de que la descabezaran. Por obra del Creador el agente sonriendo me dio las órdenes de pago y casi de inmediato me entregó el nuevo aparato, lo que agradecí con lágrimas en los ojos.

Llevo tres días con el nuevo y como no entiendo como funciona nada más lo veo.

@enrigue_zuloaga

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