Viernes, 19 de Abril 2024

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Carta abierta a Kevin McAleenan

Por: Alan Bersin

Carta abierta a Kevin McAleenan

Carta abierta a Kevin McAleenan

Estimado señor secretario: Le agradezco por haber asumido la responsabilidad adicional respecto al difícil desafío que enfrenta nuestro Gobierno. Confío en que recibirá las siguientes recomendaciones en el espíritu en que son ofrecidas.

Situación en la frontera. Como sabe, nuestra frontera Sur está en un completo desorden. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) detuvo a 103 mil personas durante el mes pasado; cifras que no se habían visto en al menos dos décadas. Verdaderamente estamos ante un “punto de quiebre”, como usted lo ha descrito. Nos encontramos en esta situación debido a que la serie de políticas implementadas por la actual Administración han fallado. La tolerancia cero, el envío de tropas en servicio activo, la separación de familias, las medidas en los puertos de entrada y la declaratoria de emergencia nacional, no han funcionado ni en lo individual ni acumulativamente. Si bien las barreras y los muros, colocados de manera estratégica por profesionales, han sido un elemento importante para fortalecer la seguridad fronteriza desde la década de 1990, un “hermoso y gran muro” desde el Golfo de México hasta el Pacífico, tampoco es la solución.

Un sistema de asilo obsoleto. Las políticas administrativas han fallado principalmente porque no han atendido la raíz del problema: un sistema de procesamiento de solicitudes que es completamente obsoleto. Los traficantes de personas y algunas organizaciones de derechos humanos de los migrantes han aprovechado las poca funcionalidad del sistema para saturarlo. https://www.politico.com/magazine/story/2019/04/05/border-crisis-donald-trump-226573.

La corte de migración estadounidense, incapaz de procesar un retraso que excede los 800 mil casos, requiere una revisión por parte el Congreso. Si se asume que la Administración Obama no actuó de manera efectiva en este asunto, y que la actual Cámara de Representantes no lo hará, la historia preguntará por qué durante los últimos dos años ni siquiera se intentó hacer una reforma, en un Gobierno controlado por los republicanos. A pesar de esta falta de acción, existen medidas administrativas, que incluyen simplificar el proceso para hacer más eficiente el trámite de las peticiones existentes, sobre la base de “la última presentación/primera adjudicación”, que podrían dar resultados modestos en el corto plazo.

México. No podremos manejar satisfactoriamente la situación actual sin la plena cooperación de nuestros aliados mexicanos. Este fue claramente el caso durante el periodo 2014-2016 cuando anualmente las autoridades mexicanas detenían a más de 200 mil centroamericanos para evitar que hicieran el viaje hacia el norte. Con el propósito de controlar la migración irregular, en términos prácticos, nuestra frontera actualmente llega hasta la que tiene México con Guatemala y hacia Honduras. Ya no podemos manejar este tema de manera unilateral. Es cierto que la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) suspendió en gran medida, hasta hace muy poco, los esfuerzos que se habían puesto en marcha en el Istmo de Tehuantepec. Sin embargo, AMLO no quiere una pelea con el presidente Trump; además, entiende que el cierre de la frontera sería catastrófico.  Debemos entender eso también. La última vez que cerramos la frontera fue después de los atentados del 9/11, lo cual causó interrupciones desastrosas en nuestras plataformas de producción compartidas con México y Canadá, con consecuencias en nuestro suministro de alimentos y en las exportaciones agrícolas. Como resultado, tanto la Administración Bush como la de Obama, optaron por colaborar estrechamente con nuestros vecinos. Necesitamos reactivar esa coordinación. Esto podría iniciarse con un acuerdo temporal de “tercer país seguro” con México y un Protocolo Legal de Protección al Migrante, que impida transitar por ese país cuando el objetivo sea solicitar asilo en Estados Unidos.

Centroamérica. Estados Unidos no es responsable de las condiciones opresivas que empujan a decenas de miles de personas desesperadas a salir del Triángulo del Norte. No obstante, debemos reconocer que la situación de violencia que prevalece actualmente es en parte resultado de la deportación de miles de pandilleros que expulsamos de las calles de nuestras ciudades. Algo parecido a un Plan Marshall propuesto por AMLO es indiscutiblemente requerido. Sin embargo, se requiere paciencia. Por mucho que el desarrollo económico y social de México provocó una reducción significativa de la migración mexicana hacia EU después de que el TLCAN fue promulgado, obtener resultados decisivos en América Central, tomará una generación o más.

Mientras tanto, ante todo, debe detenerse la violencia incesante que ha sacudido a Honduras y El Salvador en los últimos años. El enfoque progresivo de los programas de USAID, por más loables que puedan ser, no será suficiente en el corto plazo. En cambio, necesitamos un “Plan Colombia” hecho a la medida, que tome en consideración la corrupción rampante, la dominación oligárquica y la incompetencia de ciertas autoridades gubernamentales en aquellos países que no pueden cumplir su obligación fundamental de garantizar la seguridad de sus ciudadanos. EU debería revisar el enfoque integral y práctico que funcionó en el Plan Colombia, no de forma unilateral sino multilateral, en acuerdo con los socios regionales México, Canadá, Colombia y Chile.

Dureza. La crueldad innecesaria y la ilegalidad flagrante nunca deben confinarse con tenacidad. Usted debe evitar cualquier cosa que parezca un retorno a la política de separaciones familiares, ya sea que estén disfrazadas de “procedimientos binarios” o no. No se equivoque en este aspecto: en primer lugar, cometió un grave error al apoyar al presidente y a Stephen Miller en ese recurso. Esto ha dejado una mancha duradera en nuestro carácter nacional, que debe remediarse con el tiempo, comenzando ahora con un nuevo enfoque sensato en torno a la gestión de la frontera y de la migración.

Finalmente, sepa que cientos de sus amigos y colegas -y potencialmente millones de ciudadanos bien intencionados- lo respaldan y lo apoyan. Sin embargo, ha recibido esta responsabilidad por parte de un Presidente que, respetuosamente, no ha estado dispuesto a escuchar; y a la fecha, no ha apreciado ni honrado a las personas que trabajan para él y están dispuestas a decirle la verdad a quien ostenta el poder. Espero que no, pero temo que, en última instancia, pueda enfrentar la elección de Hobson de perder su trabajo o su reputación de decencia personal y eficacia profesional. Por favor, a toda costa, conserve lo último. Sin duda, nuestro país lo necesita para su futuro.

Alan Bersin fungió como Comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza, además de Secretario Adjunto y Jefe Diplomático del Departamento de Seguridad Nacional. También fue Fiscal de Distrito para el Sur de California y sirvió como Representante del Fiscal General para la Frontera Suroeste (“Zar Fronterizo”), durante la Administración Clinton.

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