Jueves, 28 de Marzo 2024

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Avanza la militarización del país en la 4T

Por: Rubén Martín

Avanza la militarización del país en la 4T

Avanza la militarización del país en la 4T

Contrario a lo que prometió en sus campañas en busca de la presidencia, tanto en 2012 como en 2018, de regresar a los militares a sus cuarteles en apenas seis meses de gobierno, ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador pretende incumplir el carácter civil que por ley tiene la Guardia Nacional y anunció que propondrá que esta institución pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

Aunque ya lo había anticipado el jueves pasado al reunirse con el Consejo Mexicano de Negocios, López Obrador oficializó que en lo que resta del sexenio pretende hacer tres reformas constitucionales: una sobre regulación del mercado de la electricidad, otra para “garantizar” la autonomía de los órganos electorales y la tercera para pasar formalmente la Guardia Nacional a la Sedena.

Así lo dijo: “La Guardia Nacional, que no quiero que suceda lo que pasó con la Policía Federal, que se integró y se echó a perder, bueno, al grado que está preso el que fue secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón. (…) Entonces, no queremos eso, queremos que la Guardia Nacional se siga consolidando, pero no queremos que pase después a Gobernación o a cualquier otra institución y en seis años esté echada a perder. No. Por eso voy a proponer en su momento que forme parte de la Secretaría de la Defensa Nacional como existe la Fuerza Aérea, de la Defensa, una rama (…)”.

Es un decisión que contraviene lo que el propio López Obrador ofreció en campaña cuando declaraba que las fuerzas armadas deben ser utilizadas solamente para defender la soberanía nacional y cuestionaba que se usara a militares y marinos en tareas de seguridad pública. El anuncio de López Obrador contraviene también los cuestionamientos que desde la sociedad civil se hicieron durante los primeros meses de 2019 cuando en el Congreso de la Unión se discutía la iniciativa presidencial para crear la Guardia Nacional.

Desde la sociedad, tanto víctimas como organizaciones de derechos humanos y expertos en temas de seguridad cuestionaban que bajo el uniforme de la Guardia Nacional se estaba creando una fuerza militarizada. Incluso se creó la plataforma Seguridad sin Guerra por organizaciones sociales y expertos que llegó a proponer un dictamen alterno al que impulsaba el gobierno de la Cuarta Transformación.

Tras semanas de cuestionamientos el partido del presidente accedió a sesiones de parlamento abierto donde se hizo creer que se tomarían en cuenta las propuestas de la sociedad civil. Taimados como los políticos de todos los colores, los dirigentes de Morena hicieron creer que se evitaría una Guardia Civil militarizada.

Un año después López Obrador contradice sus promesas, se desenmascara y se apresura a pasar a la historia como el presidente civil que más poder ha cedido a los militares. Con el gobierno de la Cuarta Transformación, los militares han tenido más poder que nunca. En la revista de Seguridad sin Guerra, Alfredo Lecona enlistó hasta 34 funciones en el “inventario nacional de lo militarizado”, que van desde la construcción de megaproyectos, las ganancias del futuro Tren Maya, hasta las Islas Marías.

Ahora con la Guardia Nacional militarizada, todo el poder de fuerza federal se asigna a los militares y se renuncia a crear un fuerza policial civil. Los riesgos son enormes. La terca justificación de López Obrador para dar este paso es que no quiere que la Guardia Nacional se corrompa y cree a pie juntillas que los militares no se corrompen, cuando no es así.

Además, el ejército está lejos de ser una institución ejemplar. Al contrario, sobre los militares recae la responsabilidad de ejecutar grandes hechos represivos que se han cometido contra el pueblo mexicano a partir de la Revolución mexicana, pasando por masacres como la del 2 de octubre de 1968, el Halconazo, la guerra contrainsurgente en Guerrero que incluyó los tenebrosos “vuelos de la muerte” ejecutados por militares.

No es que las policías municipales y estatales no repriman las protestas sociales, pero el carácter represivo y equipo armado de los militares son de otra escala. Ya lo recordó Diego Petersen en estas mismas páginas: son fuerzas militarizadas las que han estado tras los operativos represivos en las protestas sociales en Chile y Colombia. Lo mismo puede ocurrir en México ante un escenario de movilizaciones sociales masivas inconformes por cómo marcha el país.

El anuncio de pasar la Guardia Nacional a la Sedena es un paso más, uno de los más grandes, de la militarización de la vida pública nacional. Cuando López Obrador prometió llevar a cabo la Cuarta Transformación, con seguridad pocos de sus votantes pensaron que eso significaba ceder tanto poder a los militares. La militarización del país debe ser rechazada y combatida.

Rubén Martín

rubenmartinmartin@gmail.com

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