Las mafias delincuenciales siguen haciendo de las suyas y aprovechando los relevos de las autoridades y sus mandos policiales.Con una ola de actos delictivos primero recibieron a los gobiernos municipales, la semana pasada al Gobierno federal y el fin de semana al nuevo Gobierno estatal.Por eso será muy importante lo que ocurra y los acuerdos que tomen el secretario de Seguridad del Gobierno federal, Alfonso Durazo, y el gobernador Enrique Alfaro, en la reunión que tienen programada hoy.Ayer, el gobernador anunció este encuentro luego de reconocer el grave problema de inseguridad que enfrenta y de confirmar los primeros cambios que han hecho respecto al modelo y la estrategia de seguridad desplegada por la administración anterior. Además del desmantelamiento de la Súper Fiscalía, a la que se le quitó la función policial, al volver a dar vida a la Secretaría de Seguridad Pública, el mandatario estatal ratificó que la Fuerza Única Jalisco desaparecerá, con lo que se renuncia a la creación de un mando único que infructuosamente buscó consolidar el Gobierno estatal anterior.¿Qué viene en lugar de este cuerpo policial? No lo sabemos. Con el argumento de la secrecía en temas de seguridad, Alfaro sólo explicó que viene un plan integral de vigilancia por la temporada decembrina sin dar detalles de su operación. La desarticulación de las bandas de “conejeros” que están imparables asaltando a cuentahabientes cuando salen con dinero en efectivo de las sucursales, sería un buen indicador para evaluar esta medida pasada la temporada de fin de año.Altamente preocupante es el hecho de que la multimillonaria inversión que se hizo en el C5, base central del nuevo sistema de videovigilancia, no esté sirviendo de nada para apoyar el combate a la delincuencia. A decir del gobernador, ninguno de los hechos delictivos que ocurrieron el fin de semana, quedaron registrados por las videocámaras con las que supuestamente se vigila la ciudad. Por ello, dijo, ordenó ya otras dos auditorías a este centro de emergencias.Ante este escenario, crece la relevancia de la reunión Alfaro-Durazo. Es claro que por el tamaño del desafío de los grupos delincuenciales es inaplazable la coordinación entre corporaciones policiales estatales y municipales con las de la Federación y los mandos castrenses.Sin duda, fue un gran avance que en la reunión que tuvieron los gobernadores con el Presidente Andrés Manuel López Obrador se haya aclarado que los superdelegados no convocarían a las reuniones de seguridad a las autoridades locales, pero a decir ayer del propio Alfaro, quedan aún muchos temas por aclarar de la estrategia nacional de seguridad, entre ellos el esquema de la Guardia Nacional.Ojalá, pues, que esas incógnitas se despejen y cumplan su obligación de coordinar esfuerzos para garantizar la seguridad a los ciudadanos. Porque, lo dicho, los únicos que ganan, si siguen las disputas de poder y las desconfianzas entre autoridades, son los capos y sus grupos delictivos.