Lunes, 13 de Mayo 2024

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Alfaro; un primer balance

Por: Diego Petersen

Alfaro; un primer balance

Alfaro; un primer balance

Dos cosas han definido a Enrique Alfaro como gobernador: su carácter explosivo, que lo hemos visto aparecer en repetidas ocasiones, y su capacidad de gestión, una característica poco común en los gobernantes y que desgraciadamente en el gobernador de Jalisco queda opacada por su explosividad. Los primeros meses de su gestión han estado marcados por ambas características. De los arranques hemos hablado mucho, de las gestiones poco.

Alfaro es un político que sabe que el capital político hay que gastarlo en resolver grandes problemas. Cuando llegó a Tlajomulco lo primero que hizo fue subir el predial. Estaba en su mejor momento y lo uso para tomar decisiones que normalmente a los políticos no les gusta tomar. Eso le permitió tener dinero para en el segundo y tercer año lucir como alcalde. En Guadalajara uso su capital para meter en cintura al comercio informal en el Centro de la ciudad, una mafia cuyos hilos llegaban a oficinas de políticos en ese momento muy poderosos y a redes electorales.

Como gobernador, después de un complicado inicio confrontándose con el Presidente, entendió que lo mejor era acercarse y gestionar los proyectos importantes para el Estado: la culminación de la Línea 3 y de la presa de El Zapotillo y recursos para el Peribús y el libramiento de Puerto Vallarta. Destrabó la Línea 3 convenciendo al Presidente de la importancia y el beneficio político de terminarla y consiguió recursos para hacer estudios de la Línea 4; aseguró los recursos para el Peribús; se sentó con las autoridades del agua y con el gobernador de Guanajuato para hablar del tema de la presa, algo, por cierto, que no había hecho ningún otro gobernador, como si el Estado vecino no existiera en la ecuación; finalmente, convenció al Presidente de la importancia del libramiento en Puerto Vallarta como condición para detonar la costa del Estado.

Falta que el Gobierno federal cumpla con todo lo prometido, pues el Presidente ha hecho más compromisos de los que puede cumplir en el presupuesto, pero en todo caso lo que sigue es presionar a los funcionarios para que esto se dé.  Lo destacable es que el gobernador pudo gestionar en cinco meses los proyectos importantes de todo el sexenio lo que le permitirá tener una relación más clara y libre con el Gobierno federal, pero sobre todo detonar los temas locales.

El dolor de cabeza y principal reto es sin duda el de seguridad. Nadie tiene duda de que, al igual que el Presidente, heredó una situación muy compleja

El dolor de cabeza y principal reto es sin duda el de seguridad. Nadie tiene duda de que, al igual que el Presidente, heredó una situación muy compleja, pero tampoco nadie se puede llamar a engaño: ambos ganaron la elección señalando los problemas de seguridad, presumiendo o haciéndonos creer que sabían cómo resolverlo y prometiendo resultados. Ninguno de los dos debe extrañarse, mucho menos molestarse, porque se les exija seguridad.

Gestionar más, confrontarse menos y entender que en seguridad la mejor noticia es una mala noticia puede ser una síntesis de los primeros meses de Gobierno de Enrique Alfaro.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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