Sábado, 11 de Octubre 2025

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Administrar las crisis

Por: Rubén Martín

Administrar las crisis

Administrar las crisis

Los episodios de violencia ocurridos en lo que va del mes de octubre en la Zona Metropolitana de Guadalajara, y en otros puntos del Estado como Ocotlán, nos confirman que Jalisco atraviesa una severa crisis de inseguridad y que las estrategias implementadas por los distintos órdenes de Gobierno no están enfrentando esa crisis, sino agravándola.

Las siete balaceras o ataques armados registrados recientemente, el más reciente el asesinato del influyente funcionario de Puerto Vallarta Salvador Llamas Urbina, revelan esta grave crisis de inseguridad, especialmente en homicidios dolosos, que ocurre Jalisco. Pero ante esta crisis, las autoridades del Estado, del gobernador en adelante, niegan esta situación y presentan cifras que presuntamente demuestran disminución importante en los delitos de alto impacto, entre ellos homicidios y feminicidios. Alegan que son números reportados por el Secretariado Nacional de Seguridad Pública, pero olvidan precisar que son cifras que ellos mismos reportan a esta instancia, por lo que las cifras pueden estar ajustadas a la realidad que quieren presentar ante los jaliscienses.

Así como a escala federal el Presidente Andrés Manuel López Obrador se niega a cambiar su política de seguridad, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez se aferra a mantener una estrategia que no está dando resultados para brindar protección y seguridad a los habitantes del Estado. En lugar de hacer un cambio de fondo, simulan mejorar y administran la crisis de inseguridad, como ocurre prácticamente en los otros grandes problemas estatales.

Ante la crisis por desapariciones que tienen a Jalisco en el primer lugar nacional, el Gobierno estatal ha desarrollado una estrategia de control de daños que trata de proteger la imagen del gobernador y de su administración, pero no se dan los recursos necesarios para dotar de más personal ministerial y de búsqueda a las agencias encargadas de este grave problema. Y a las familias se les dan largas para atender sus exigencias de mejorar las búsquedas, cuando no se les revictimiza y se les persigue por colocar sus fichas de desaparecidos en lugares públicos. En lugar de resolver de fondo esta crisis, se rasuran las cifras ante el registro nacional.

Lo mismo ocurre con la crisis de identificación forense que tiene a Jalisco con el mayor número de fosas clandestinas y con más cuerpos sin identificar en los servicios forenses. 

Si se repasan los pasivos ambientales en el Estado, estos crecen en lugar de disminuir. Se hace creer que se combate la contaminación en el río Santiago poniendo plantas de tratamiento y hasta se presume en Washington ante la comisión interamericana, mientras cada día se siguen arrojando 500 toneladas de desechos en la cuenca con más mil metales pesados que las plantas de tratamiento no son capaces de limpiar. Mientras las crisis ambientales por deforestación y cambios de uso de suelo por la agroindustria, siguen creciendo en todo el Estado. Es decir, se administra la crisis.

En materia de movilidad ocurre el mismo juego de apariencias, con una Ley de Movilidad orientada a la recaudación mientras la vialidad está colapsada en la mayoría de avenidas de la ciudad; en tanto el transporte público cada vez obliga a sus usuarios a consumir más horas de sus días en sus trayectos cotidianos.

Hay una crisis de recolección de basura producida en buena medida por la privatización de este servicio público esencial, y a la empresa responsable se le premia con nuevos contratos de la deuda pública contratada con el pretexto de la pandemia.

Un ejemplo más, de muchos que existen, es la política de vivienda que en lugar de estar orientada a dar viviendas dignas, asequibles y en zonas céntricas a los habitantes de menores ingresos, resulta que está diseñada para las ganancias de las inmobiliarias y de empresas orientadas al turismo y estancias cortas, como Airbnb y otras dedicadas a la financiarización de la vivienda, pero no para resolver la crisis inmobiliaria que se tiene. Otra vez, se administra una grave crisis. 

La administración de las múltiples crisis que aquejan a la sociedad de Jalisco parece ser el sello de casa del actual Gobierno. Pero si no se resuelven las crisis, que no falte el circo, que para eso está el grito con Pepe Aguilar, las Fiestas de Octubre, los torneos de tenis o los arrancones con el “Checo” Pérez. 

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