Jueves, 25 de Abril 2024

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¡Adiós y gracias a todos!

Por: Emilio Fernando Alonso

¡Adiós y gracias a todos!

¡Adiós y gracias a todos!

No fue fácil tener la oportunidad de trabajar en EL INFORMADOR. La primera ocasión que llegué al periódico buscando trabajo el Lic. Jorge Ladewig era el supervisor de la sección deportiva y tras escucharme, amablemente me explicó que su plantilla de reporteros estaba completa y también la de columnistas, así que mi ilusión se desvaneció, pero algo pasó que cuando estaba por abandonar las instalaciones, la señorita Angélica, recepcionista de la redacción, me pidió que volviera a la oficina del Lic. Ladewig, volví mis pasos y fui a su lugar para encontrarme con una pregunta ¿Le gusta el beisbol? “Me fascina” le contesté, lo jugué desde niño y representé en nacionales a mi Estado natal, Guerrero, y fui seleccionado de la UNAM en mi etapa de estudiante. “Muy bien”, fue su respuesta y agregó: “Prepare un plan de cómo abordaría el presentar el beisbol a nuestros lectores y ya veremos si hay alguna opción para usted”. Tenía yo 27 años.

Puse manos a la obra y en tres días tenía listo el trabajo, que presentamos  juntos  a los directivos de la empresa, que dieron su visto bueno.

Así ingresé a EL INFORMADOR por vez primera, ya trabajando en el año de 1987 cuando los Charros de Jalisco volvieron a la Liga Mexicana de Verano comprando la franquicia de los Ángeles Negros de Puebla.

Cuando cumplía un año en el periódico, Carlos Álvarez del Castillo nos pidió a Fernando Ibarra Rivas, ex jugador profesional de futbol con el Tapatío, y a un servidor, que uniéramos esfuerzos y nos hiciéramos cargo de la sección deportiva, así lo hicimos y tuvimos momentos muy gratos como cuando pusimos en primera plana justo en nuestro primer día de labor una  nota de Julio César Chávez, aunque supuestamente estaba prohibido publicar notas del boxeo por orden de Don Jorge Álvarez del Castillo Zuloaga (QEPD) dueño del periódico, lo que causó cierta inquietud en la redacción y talleres, al ver entrar la mañana siguiente la imponente figura de Don Jorge directo a la oficina de los dos jóvenes supervisores de la sección deportiva, Fernando Ibarra y  yo. Don Jorge preguntó de quién fue la idea de poner una foto y una nota de boxeo en la primera plana de la sección deportiva, y al responderle que de nosotros, sonrió y dijo “hasta que hubo quien no hiciera caso de las historias que se tejen sobre mi persona en el periódico”;  respiramos aliviados y ya con el visto bueno de Don Jorge y su hijo Carlos, el boxeo tuvo su lugar en las páginas de la sección deportiva de EL INFORMADOR.

Un año después durante la Serie Mundial de 1988 entre Dodgers y Atléticos, nos encontramos con la noticia al llegar a trabajar, que había un problema con la recepción de los cables de las agencias noticiosas internacionales que se tenían contratadas en el periódico, por lo que hubo que prender la pequeña televisión que había en la oficina, y me puse a anotar cada jugada para hacer la crónica, en eso estábamos, cuando apareció Don Jorge atraído por el alto volumen de la televisión para preguntarnos qué estaba pasando. Le explicamos  la situación y preguntó cómo iba el juego, y al salir, nos dijo: “bien muchachos, voy a mi oficina para ver el juego”.

Fueron años de arduo trabajo y muchas satisfacciones, y 11 años después recibí una invitación para irme a vivir a Monterrey trabajando como asesor externo para el equipo de futbol  Monterrey. Corría 1999 y hubo que avisarle a Carlos Álvarez del Castillo que dejaba el periódico para aceptar el reto de ayudar al Monterrey, que peleaba el descenso, a salvar  la categoría. Al cumplirse dicho objetivo regresé a Guadalajara, y volví a EL INFORMADOR, pero ya no como supervisor, sino como columnista durante un tiempo,  relación que terminó por una reestructuración del periódico y me tocó irme por segunda ocasión.  Años después tras conversar con Carlos, regresé y aquí he estado  hasta el día de hoy. Hace días recibí la noticia de que mi última colaboración sería al finalizar  marzo, y por tercera ocasión estoy fuera de EL INFORMADOR. La primera, por decisión propia y las dos últimas por decisión de la dirección del periódico. No son fáciles las salidas, pero lo asumo.

Gracias a todos, han sido gratos años de trabajo que hoy llegan a su fin, pero EL INFORMADOR sigue y seguirá por muchos años más. Me lo llevo en el corazón y deseando lo mejor para los que se quedan, y gracias a nuestros fieles lectores que muchas veces con sus mensajes alimentaron mi labor y sus peticiones específicas se hacían horas de investigación y recuerdos. Seguiremos en esto y nos encontraremos en algún lugar seguramente mientras Dios nos preste vida, pues hay muchas historias aún por contar.

Hoy a las 9:00 PM, los espero en ESPN2, donde narraré el Atlas vs. Santos.
 

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