El Presidente Andrés Manuel López Obrador salió mucho mejor librado el jueves pasado de su participación en la cumbre de Líderes de América del Norte que tuvo con sus homólogos de Estados Unidos, Joe Biden, el anfitrión en Washington, y de Canadá, Justin Trudeau, que nueve días antes que participó en Nueva York en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).Como lo apunté aquí hace dos semanas, en la ONU López Obrador se vio mal al pontificar en la mayor tribuna internacional, como lo hace todos los días desde su púlpito presidencial de las ruedas de prensa mañaneras, donde siempre juega para la parte de la tribuna donde está su gran y creciente base de simpatizantes.Esa visión hizo que su retórica 4T aflorara sin límites y propusiera a los países que integran el Consejo de Seguridad llevar a escala mundial sus programas sociales emblemáticos como el de los apoyos directos a quien ganará menos de dos dólares o el de la siembra de árboles, que en parte le fue aceptado en la reunión trilateral. Incluso se atrevió a reprochar a la ONU su plan de vacunación Covax para países marginados, por nunca haber hecho algo por los pobres y por el combate a la corrupción, lastres que por cierto van al alza en México, lo que le resta autoridad para sugerir caminos.En contraste, el jueves se vio a un AMLO mucho más moderado, asertivo y más consciente de quiénes eran sus interlocutores, más allá de las críticas a su comunicación no verbal y posturas corporales que algunos criticaron.A parte de las reuniones bilaterales que tuvo con Biden y Trudeau, durante la novena reunión trilateral que tardó en llegar cinco años por que en la era Donald Trump fueron suspendidas, López Obrador tuvo el acierto de convocar a un programa para la sustitución de las importaciones para contrarrestar la hegemonía china y modificar el trato a los migrantes por que su fuerza de trabajo es necesaria para crecer, con lo que de alguna manera rompió, al menos en esa intervención, con la visión etnocentrista que siempre le domina para abordar temas que están en el centro de las preocupaciones de los tres países y que dieron muestra, que esta vez, si llegó o se dejó asesorar.Así López Obrador sorprendió en Washington, de entrada a la prensa extranjera, que ya le había criticado el mensaje mesiánico de Nueva York, y tenían el pronóstico que eso se repetiría en la cumbre México, Estados Unidos y Canadá, cosa que no sucedió al no desentonar en su encuentro con Biden y Trudeau. Habrá que escuchar hoy el autobalance del Presidente en su mañanera de este lunes.
