Porque, en efecto, en circunstancias como las presentes ninguna precaución está de más, habrá que convenir en que las decisiones tomadas hasta ahora en el mundo del deporte para enfrentar la crisis del coronavirus, han sido las más sensatas.Que en algunos países se hayan tomado disposiciones tan drásticas como suspender partidos de las ligas de futbol y basquetbol, o competencias como las carreras ciclistas que en Europa convocan multitudes, representa, en efecto, contrariedades para los aficionados y quebrantos económicos para los clubes o los organizadores. En compensación, reduce el riesgo de contagios…, y —dado que la amenaza de la bacteria llega a ese extremo— evita muertes.*Los partidos que la Selección Mexicana tenía programados ante sus similares de la República Checa y Grecia para finales de este mes en canchas estadounidenses, ya fueron cancelados. Otro tanto ha sucedido con los encuentros amistosos que varios equipos mexicanos —el Guadalajara entre ellos— disputarían asimismo en Estados Unidos.Desde la semana pasada, en Italia y en España se han jugado partidos de futbol “a puerta cerrada” como medida profiláctica. Se llegó al extremo de cancelar no sólo encuentros sino aún los entrenamientos del Real Madrid, y declarar cuarentena para los equipos de futbol y basquetbol, que comparten instalaciones, porque un basquetbolista y “un miembro del club” dieron positivo a los exámenes correspondientes. Los Juegos Olímpicos —la fiesta mundial del deporte, que se realiza cada cuatro años—, cuya inauguración está programada para el 24 de julio, también están amenazados…*Las crónicas de los partidos que en los últimos días se han jugado “a puerta cerrada”, subrayan la anomalía de las tribunas desoladas… aunque, ocasionalmente, el sonido local parezca incitar a los fantasmas a alzar sus voces en apoyo de los equipos de casa.Hay, en todo caso, la ventaja de que los partidos que se han jugado en esas extrañas circunstancias, se transmiten por televisión. No deja de ser un consuelo… aunque muy probablemente mañana o pasado las restricciones lleguen al extremo de tomar medidas para que los aficionados vean esos encuentros en su casa, y no, como muchos acostumbran, en bares o restaurantes, precisamente por el riesgo de que en esos sitios pudiera haber contagios.*Muchos quebrantos; muchas contrariedades; muchas pérdidas económicas, ciertamente… Un día, sin embargo, todo esto será anécdota. Y será mejor vivir para recordarlo y comentarlo, que no poder hacerlo.
