Al final de cuentas, gobernar es eso: dirigir; tomar decisiones que otros deben acatar o respetar. En la medida que tales decisiones incidan en el bien común, podrán calificarse de acertadas.72 horas se cumplen, hoy, desde que el gobernador Enrique Alfaro anunció, el viernes pasado, que algunos eventos masivos tradicionales quedarían suspendidos a causa de la pandemia de Covid-19... Y, hasta donde se sabe, no ha habido la mínima protesta ni la menor expresión de inconformidad por parte de los ciudadanos que se verían afectados. Al contrario: hay consenso, al parecer, en que es lo conducente; lo más sensato; lo mejor, en una palabra.-II-Vale subrayar que si hasta el sábado, según las cifras oficiales, en México se habían producido 56 mil 543 fallecimientos atribuibles al coronavirus, en Jalisco, hasta la misma fecha, habían ocurrido dos mil cuatro decesos por la misma causa. Si la población nacional, según datos del INEGI, es de 129 millones de habitantes, la mortalidad atribuible al Covid-19 sería del 0.04%; si la de Jalisco, según la misma fuente, ronda los ocho millones, la cifra de fallecimientos sería del 0.02% de la población.El diferencial en esa comparación sugiere que, sin llegar a la perfección (para ello las cifras de contagios y fallecimientos tendrían que ser de cero en ambos rubros), tanto las autoridades como la población, en Jalisco, han tomado, en lo que cabe, las medidas pertinentes... En todo caso, deberá admitirse que los propios ciudadanos, en ejercicio de su libre albedrío, a contrapelo de las recomendaciones de las autoridades, han corrido riesgos que se han traducido en contagios... y eventualmente en sus funestas consecuencias.-III-En la primera fase de esta inédita y dramática experiencia, las autoridades civiles, apoyadas por las eclesiásticas, dispusieron cancelar los ritos religiosos y las celebraciones profanas tradicionales de la Semana Santa. Se decidieron asimismo las cancelaciones de eventos deportivos, artísticos o culturales que implicaran concentraciones masivas. Se dispuso el cierre de comercios, bares, restaurantes y locales en que se desarrollaran actividades “no esenciales”. Tan “no esenciales” como la ceremonia de “El Grito”, el desfile cívico-militar del 16 de septiembre, el homenaje a los Niños Héroes, casi seguramente la romería del 12 de octubre a la Basílica de Zapopan, muy probablemente la Feria Internacional del Libro... y unas cuantas etcéteras más.Es lamentable tener que llegar a ese punto, ciertamente... pero más lamentable sería, sin duda, exponerse a que tales celebraciones cuesten vidas humanas.
