Como decía el viejo bolero: “La historia vuelve a repetirse…”.*Los aficionados que asistieron al Estadio Jalisco rebobinaban la película: había motivos, si no para celebrar, sí, al menos, para considerar que el Atlas había aprovechado las experiencias de sus dos partidos anteriores. Las derrotas ante Puebla en el Jalisco y ante “Chivas” en la casa de los rayados, por lo que se veía anoche, habían dejado enseñanzas.No era solamente que el aparato defensivo rojinegro había mejorado sensiblemente, como lo demostraba el balance del partido, bastante equilibrado, con paridad de fuerzas en el aspecto táctico, ante uno de los mejores equipos del circuito... y, encima, uno de los planteles más caros del Continente. Era, además, que los “Tigres”, contra lo que hubieran podido prever los expertos, no sólo acusaban un comportamiento excesivamente respetuoso ante el Atlas; lo más notable era que daban la sensación de plantear el partido con mentalidad de equipo chico: como si el 0-0 fuera una consigna; como si regresar a Monterrey con un punto en las alforjas tuviera el valor de una victoria moral.*Y en esas estábamos, esperando esos minutos finales en que suceden cosas que dan pie a que se escriban los capítulos más intensos en la historia del Atlas, cuando se produjo el consabido maleficio. En el caso, una pifia de Zurita, al jalar de la camiseta a un adversario, para que el VAR, como si fuera Satán en persona, apareciera en escena e invitara al silbante Eduardo Galván a corroborar lo que el ojo del Gran Hermano había detectado.Penalty de último minuto, pues. Una ocasión que Gignac no podía desperdiciar, en parte para rubricar su centésimo gol en el futbol mexicano y en parte para poner a los “Tigres” en la cima del tabulador, al menos por unas horas.*El gozo del Atlas, relativo y todo, como suele suceder, como ha ocurrido tantas veces, se fue al pozo... y sus sufridos devotos regresaron a casita rumiando el acíbar de la tercera derrota consecutiva.Todo eso mientras el Cruz Azul rescataba con las uñas, como visitante del Veracruz, un empate en cuyo balance quedará la duda de si interpretarla como victoria personal de Sebastián Jurado, arquero de los “Escualos”, por su desempeño sobresaliente..., o como derrota personal de Pedro Caixinha, a quien, según todos los indicios, urge una “limpia” en Catemaco.
