Jueves, 28 de Marzo 2024

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* Apapachos

Por: Jaime García Elías

* Apapachos

* Apapachos

Cuando Carlos Miloc (qepd) fue técnico del Guadalajara, hace cerca de cuatro décadas, se quejaba del aburguesamiento de sus jugadores… “Tienen demasiados apapachos y pocas exigencias”, decía. Reparaba en que, en otros equipos, la actitud de los aficionados iba en concordancia con los resultados. Con las “Chivas”, en cambio, “después de una derrota, sus simpatizantes les piden autógrafos y se toman fotografías con ellos, sin una sola frase de reproche: como si nada hubiera sucedido…”.

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Es probable que poco hayan cambiado las cosas desde entonces. Indicio de ello, la posición que los “Chivas” más recalcitrantes (en la hipótesis de que hubiera “Chivas” moderados...) han asumido al trascender la posibilidad de que Rodolfo Pizarro sea transferido; de que su baja del plantel se sume a las de Alanís —ya confirmada— y a las probables de Cota, Pereira y “Aris” Hernández, y a las especulaciones de que Alan Pulido y Matías Almeyda pudieran sumarse a la lista.

Las exigencias y aun las amenazas de los más furibundos seguidores del “Rebaño Sagrado”, se han orientado hacia los dirigentes, en un tono más áspero, sin punto de comparación, que hacia los jugadores. Puesto que los directivos no están obligados a poner sobre las mesa los pormenores de sus penurias económicas, para los aficionados no hay pretexto que salve a los primeros de la obligación de contratar los refuerzos que el técnico solicitó para alimentar la esperanza de que el Guadalajara recupere en el corto plazo la calidad de protagonista de hace un año —cuando consiguió la duodécima Liga de su historia— y deje la de vil “extra” (penúltimo de la clasificación general) que tuvo en el certamen que se encuentra en su fase culminante.

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Aunque el desmantelamiento del equipo aún no es un hecho consumado, y aunque quizá pudieran incorporarse al plantel los refuerzos solicitados por el técnico, es evidente que los aficionados tienen actualmente, merced a las redes sociales, herramientas que antaño simplemente no existían, para organizarse, promover iniciativas y pronunciarse en términos tan agresivos como el de la amenaza de un “boicot”.

Un “boicot” que menguaría los ingresos del club y tendría por blanco precisamente las finanzas; es decir, la línea de flotación de una empresa creada con fines lucrativos… como son, al final de cuentas, más allá de consideraciones románticas —la pureza del deporte y zarandajas similares—, todos los equipos profesionales de futbol.

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