En los temas relacionados con la criminalidad, la inseguridad y la violencia en México -a propósito de la decisión “histórica” de crear la Guardia Nacional a la que se asignará el rol principal en el combate a esos flagelos desde las instancias gubernamentales-, hay estadísticas bastante confiables en algunos rubros, y estimaciones bastante imprecisas en otros…-II-Si se trata de homicidios dolosos, por ejemplo, el dato del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) difundido ayer por “Milenio”, alusivo a dos mil 452 delitos de esa índole registrados en enero en todo el país, se apoya, más que en denuncias, en las “carpetas de investigación” que se abren, en teoría, a partir de cada uno de los cadáveres recogidos por los servicios forenses. Hay una parte oscura en la estadística, porque un porcentaje significativo -inasible para los analistas- de las desapariciones denunciadas (y detrás de las cuales no siempre ni necesariamente hay delito), se resuelven en los hallazgos de fosas clandestinas pletóricas de restos humanos, cuando se consigue identificar a las víctimas…, o simplemente se pierden en la nada.En otros delitos, las cifras oficiales se quedan muy por debajo de la realidad. El SNSP reporta, verbigracia, 140 secuestros en enero, en todo el país… aunque la experiencia demuestra que, entre denunciar el hecho ante las autoridades o negociar con los delincuentes, los familiares de las víctimas optan, muchas veces -imposible determinar cuántas- por lo segundo, lo que deja bailando la estadística… En los casos de robos, los de vehículo se denuncian sistemáticamente, bien porque las víctimas buscan salvar su responsabilidad de otros delitos que eventualmente cometan los ladrones en el automóvil robado, bien porque es un requisito para recuperar la totalidad o parte de la pérdida por medio del seguro, y no tanto porque confíen en recobrarlo. Los asaltos en la vía pública y los robos a casa habitación, en cambio, sólo en un porcentaje mínimo de los casos se denuncian.-III-El caso -volviendo al tema de la Guardia Nacional- es que la inseguridad es una de las preocupaciones dominantes de los mexicanos. Así, al apoyarse en la Fracción VI del Artículo 89 constitucional, que asigna al Presidente la obligación de “preservar la seguridad nacional”, y le otorga la facultad de “disponer de la totalidad de la Fuerza Armada permanente (…) para la seguridad interior…”, su compromiso tácito -y el correlativo derecho de los ciudadanos- cabe en una sola palabra: re-sul-ta-dos.
