Viernes, 26 de Abril 2024

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- Patines del diablo

Por: Jaime García Elías

- Patines del diablo

- Patines del diablo

Cuando se les conocía como “patines del diablo”, eran simples juguetes. Ahora que se les denomina “scooters” -¡ah, la globalización…!- se plantea la perspectiva de que se conviertan en alternativa de transporte, en una ciudad cada vez más conflictiva en esa materia.

-II-

Un sondeo entre los lectores de EL INFORMADOR -sintomático, ciertamente, por discutible que pueda ser la validez estadística del estudio- sugiere que “la ciudadanía” contempla con simpatía (hasta ayer al mediodía, 69% de expresiones favorables por 25% adversas y 6% indecisas) la posibilidad de que las autoridades autoricen la operación, en la Zona Metropolitana de Guadalajara, de algunas empresas operadoras de patines eléctricos que ya ofrecen ese servicio en varias ciudades del mundo. Se aduce que si programas como “MiBici”, en Guadalajara, y alguno similar en la Ciudad de México, funcionan con resultados aceptables, y las autoridades proyectan habilitar más carriles para ese propósito, los “scooters” pudieran sumarse, como opción de transporte para recorridos más cortos en determinadas zonas.

En teoría, parecería razonable, considerando que un alto porcentaje de los jóvenes, de los adultos relativamente jóvenes y aún de las personas mayores, tuvieron la grata experiencia, en su infancia, de jugar con esos simpáticos artefactos.

En la práctica, sin embargo, habría que considerar varios aspectos… Uno, que en algunas ciudades europeas en que hace tiempo fueron autorizados, las autoridades dieron marcha atrás porque al permitirse su circulación por las banquetas -sería temerario autorizar su desplazamiento por el arroyo de las calles- (y no sólo por los parques en que lo hacían cuando eran simples juguetes), los “scooters” se vieron involucrados en múltiples accidentes: caídas y atropellamiento de peatones -con las consiguientes lesiones- principalmente. Otro, que si los ciclistas, en general, son reacios a respetar determinadas normas (franjas de rodamiento, sentido de la circulación, señales de tráfico; uso obligatorio de luces, casco y otros implementos de seguridad…), es de temerse que otro tanto suceda con los patinadores. Y uno más, que las áreas en que pudiera permitirse la circulación de esos aparatos, en Guadalajara, distan mucho de estar en las condiciones ideales: las imperfecciones en calles y banquetas proliferan.

-III-

Así, aunque parecería idílico que los adultos pudieran reeditar capítulos de su infancia, desplazándose en patines del diablo -eléctricos, además-, sería temerario dar luz verde para que su uso se generalice, sin antes tomar medidas, de educación y vigilancia principalmente, orientadas a que no por darle al violín... se termine por darle al violón.

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