Jueves, 25 de Abril 2024

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- PRI, ¿RIP…?

Por: Jaime García Elías

- PRI, ¿RIP…?

- PRI, ¿RIP…?

Rius, en “Los Supermachos” y “Los Agachados”, popularizó el retruécano que, jugando con las siglas del PRI (Partido Revolucionario Institucional), transformaba en RIP -(Requiestat In Pace -Descanse en Paz-) al partido hegemónico en San Garabato, Cucuchán, el pequeño mundo en que Juan Calzontzin, Doña Eme y demás personajes vivían sus vidas, y donde nada más tronaban los chicharrones de su cacique, Don Perpetuo del Rosal.

El juego de palabras, por lo visto, llevaba implícita una profecía: tras las elecciones del domingo pasado en todo el país, el otrora partido “invencible” no consiguió ninguna de las 15 gubernaturas que se disputaron, solo tendrá de 63 a 75 de las 500 curules en la Cámara de Diputados y tendrá alcaldes únicamente en 26 de los 125 municipios de Jalisco.

El partido del “Carro Completo” en aquellas jornadas electorales que se significaban por las marrullerías, triquiñuelas y chapuzas que le permitían arrasar en los comicios, tendrá que asumir, resignado, que el voto popular le asigne esta vez el modesto tercer lugar entre las fuerzas políticas del país.
-II-

Por supuesto, sería necio dar al PRI por muerto y enterrado. Sería igualmente necio descartar la posibilidad de que, como la mitológica Ave Fénix, renazca de sus  actuales aparentes cenizas...
Aunque es probable que muchos de los antiguos priistas “de hueso colorado” en realidad solo lo fueran por conveniencia, por cuanto el simple hecho de ser el partido oficial lo convertía en agencia de colocaciones del Gobierno, en beneficio de infinidad de convenencieros que se cobijaban bajo su sombra protectora para pegarse a la ubre generosa del Presupuesto, también es probable que muchos que fueron priistas por convicción, por identificarse honestamente con su ideología, aún intenten sumar voluntades para levantar al PRI de sus actuales aparentes ruinas.
-III-
Para ello, sin embargo, deberán entender que México cambió; que los tiempos de “La Dictadura Perfecta” -como la definió Mario Vargas Llosa- ya pasaron; que los mecanismos que propiciaban el “voto duro” a favor del PRI, surgido principalmente de gremios, sindicatos o estamentos sociales sometidos al control de “líderes charros” que amenazaban a sus huestes con que cualquier cambio necesariamente sería perjudicial para sus de por sí precarias condiciones de vida, ya no tienen vigencia.

Deberán entender, pues, que para devolverle al PRI la lozanía de sus buenos tiempos, deberán hacerlo competitivo: capaz de ganar simpatías -y votos, en consecuencia- por convicción; no solo por conveniencia de los oportunistas o por miedo de los pusilánimes.
 

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