Viernes, 29 de Marzo 2024
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- “Otras experiencias”

Por: Jaime García Elías

- “Otras experiencias”

- “Otras experiencias”

Es probable que, así como saben sacarse “otros datos” de la manga cada que viene al caso imponer sus ocurrencias, también hayan tenido “otras experiencias” -más amables, más aleccionadoras, más útiles para la vida…- los impulsores de la iniciativa de restablecer las jornadas de asueto en las fechas del calendario cívico marcadas en rojo, en detrimento de los fines de semana largos (instaurados por los nefastos, nunca suficientemente satanizados regímenes neoliberales). Experiencias diferentes a las de quienes asocian desfiles, plantones, “guardias de honor”, y, sobre todo, tediosos y grandilocuentes discursos de políticos -a pleno rayo del sol, además-, con peroratas vanas y monsergas fastidiosas.

-II-

Sería estupendo que el promotor de la iniciativa de enaltecer las gestas cimeras de la Historia Patria -así, con mayúsculas- y rendir homenajes, en consonancia con la grandeza de su legado, a los santos laicos más venerables del calendario cívico, compartiera con la chusma, con el tono didáctico usual en sus homilías cuasi cotidianas, aquellas vivencias entrañables; los conceptos que atesora en su memoria, de los “actos cívicos” de sus tiempos de estudiante de primaria, y que le han permitido, en efecto, “saber de dónde venimos y entender a dónde vamos”.

-III-

Decía Ambrose Bierce que “todo panegirista es un calumniador”. Luis González de Alba, en “Las Mentiras de Mis Maestros”; José Fuentes Mares, como historiador, y Jorge Ibargüengoitia, como novelista, entre otros escritores, han desmontado concienzudamente muchas patrañas referentes a pasajes y personajes del pasado, consagradas en la historia oficial. Para admirar a Cuauhtémoc, Hidalgo, Morelos, Juárez o Madero, verbigracia, y valorar el fruto de sus afanes, no es necesario repetir hasta la saciedad, deformándolos, envolviéndolos en la humareda untuosa de la oratoria placera, cada 5 de febrero, 21 de marzo, 5 de mayo, 16 de septiembre y 20 de noviembre, los episodios históricos que protagonizaron.

Sustituir los tradicionales “puentes” de antaño por los fines de semana largos, sirvió, primero, para enmendar el anárquico ausentismo escolar y laboral; después, para institucionalizar esos asuetos en beneficio del comercio, el turismo y el Gobierno mismo, por la vía del consumo y los impuestos. Revertir esa práctica, ahora para colocar ofrendas florales y aventar cohetes, implica, sin más, desdeñar la rotunda sabiduría de la frase central de la victoriosa campaña electoral de Bill Clinton en 1992 (y epítome, desde entonces, de la importancia de ese factor en casi todas las decisiones políticas): “Es la economía, estúpido”.

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