Viernes, 29 de Marzo 2024
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- Oficio riesgoso

Por: Jaime García Elías

- Oficio riesgoso

- Oficio riesgoso

De los crímenes ocurridos en lo que va del año, en que las víctimas mortales han sido taxistas, hay cifras: nueve, para un promedio de 1.5 mensual. De otros delitos, -“de carácter patrimonial”, según el tecnicismo referente a los robos- en que también han sido taxistas y conductores de empresas de redes de transporte las víctimas, no se dispone de datos fidedignos. Pero si se ha llegado al punto en que los conductores de automóviles de alquiler -valga la generalización- han optado por negarse sistemáticamente a prestar sus servicios, sobre todo en horas de la noche, en ciertas zonas de la cada vez más inabarcable, hostil y por lo visto ingobernable mancha urbana, la razón es obvia: la inseguridad latente.

-II-

Hace algunas décadas, a raíz de una oleada de asaltos contra ruleteros -como se les denomina en la Ciudad de México-, las autoridades del entonces Distrito Federal, presionadas por los correspondientes gremios, autorizaron a los taxistas a portar armas. Muy poco tiempo después tuvieron que dar marcha atrás: los asaltos de particulares a taxistas se redujeron drásticamente, pero empezaron a darse -y se incrementaron también drásticamente-… los de taxistas a particulares.

Actualmente, salvo excepciones, los potenciales pasajeros de taxis y similares pueden abordarlos con un razonable margen de seguridad: aunque quizá pocos usuarios reparan en esos detalles, tanto las placas de las unidades como los gafetes que identifican a los conductores suelen ser visibles; en los automóviles de plataformas, al solicitante se le proporcionan asimismo las características -incluidas las placas- del automóvil y el nombre del conductor que le prestarán el servicio.

Los choferes, en cambio, carecen de mecanismos eficientes de defensa. Se ha planteado la pertinencia de colocar -como en los autobuses del transporte público- discretas cámaras de seguridad o mecanismos de alarma; ninguna de esas fórmulas, empero, se ha institucionalizado.

-III-

Considerando que la inmensa mayoría de las “ejecuciones” que diariamente ocurren en la ciudad quedan impunes, y que en los “hallazgos de cadáveres” en “casas de seguridad” sólo a rareza las pesquisas de los organismos dizque procuradores de justicia van más allá de la identidad de las víctimas, la conclusión es que el de taxista es un oficio de alto riesgo, y que quienes han hecho de él un modus vivendi están en todo su derecho de poner condiciones o limitaciones para prestarlo…, a expensas, como están, única y exclusivamente del manto protector de su Ángel de la Guarda.

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