Viernes, 26 de Abril 2024

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- Justas quejas

Por: Jaime García Elías

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Los ciclistas lo saben: en Guadalajara y anexas, en ciertas zonas y a ciertas horas, es temerario circular en bicicleta, porque los conductores de vehículos motorizados no respetan a los ciclistas. Y los peatones, a su vez, saben que en ciertas zonas de Guadalajara, a ciertas horas, es temerario deambular por la banqueta… porque los ciclistas no los respetan.

-II-

Se explican los afanes, tanto de organizaciones no gubernamentales como de las autoridades de todos los municipios conurbados con Guadalajara, por promover la cultura de la movilidad no motorizada. Aunque el clima no siempre es propicio –el calor, la lluvia…—, aunque la edad es un factor a tener en cuenta (para los niños y para los adultos mayores puede ser extremadamente peligrosa), y aunque las distancias entre los puntos de origen y destino pueden desestimular esa práctica (pedalear una hora no espanta a nadie; la perspectiva de tener que pedalear una hora de ida y otra de vuelta, de la casa a la escuela o al trabajo y viceversa, cinco o seis días a la semana, espanta al más valiente), hay factores propicios para intentar que la gran ciudad que es hoy la Zona Metropolitana de Guadalajara, se reconcilie, hasta donde sea posible, con su antigua etiqueta –desprovista, ya, de connotaciones peyorativas— de “pueblo bicicletero”.

-III-

Tanto las quejas de los ciclistas con respecto a la prepotencia de automovilistas y choferes, como la de los peatones con respecto a la prepotencia de los ciclistas, son justas. Los afanes de las autoridades municipales por reducir los atascos viales y facilitar la movilidad urbana, se han limitado a instalar ciclovías –no siempre por las rutas más pertinentes, por cierto— y a impulsar programas (como MiBici) para el uso de bicicletas públicas. Han sugerido propuestas complementarias, como la de emplacar las bicicletas, poco prácticas por lo escurridizo de los ciclistas y porque aunque las transgresiones a las normas del sentido común más elemental son ostensibles de su parte –circular en sentido contrario, hacerlo por las banquetas, no usar casco, no respetar los altos…—, el reglamento de tránsito no contempla infracciones para los ciclistas.

No hay fórmulas para conseguir que las deficiencias en esa materia se subsanen en el corto plazo. Quizá sea un esfuerzo que sólo vaya a dar los frutos apetecidos en la siguiente generación… La cuestión, en todo caso, consiste en insistir, por la vía de educación, en tres conceptos básicos: responsabilidad, seguridad… y respeto.
 

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