De las fosas clandestinas recientemente encontradas en El Salto, algunas cosas quedan, hasta el momento, en claro. Una, que, según el reporte de la Fiscalía del Estado, “las labores de campo que se realizaron para la localización de personas reportadas como desaparecidas, culminaron la semana pasada al descartar más presencia de restos humanos en el sitio”. Otra, que ahí se encontraron los restos de 131 personas fallecidas, sin identificar. Una más, que “hasta el momento se ha realizado la pre identificación de 43”: 40 hombres y tres mujeres. Otra, que 42 corresponden a sendas carpetas de investigación abiertas por la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas.El resto es misterio… Incógnitas… Hilos sueltos…-II-El tema, en su momento, dio pie a que se adjudicara a Jalisco la nada honrosa distinción de ser el estado del país en que se han encontrado más cadáveres en fosas clandestinas.Sería impropio calificar dichos hallazgos como “descubrimientos”, dicho sea de paso, porque, hasta donde se sabe, los mismos obedecieron menos a pesquisas sistemáticas de los investigadores que a denuncias de vecinos que -como en varios casos similares- advirtieron movimientos sospechosos o reportaron olores fétidos en la zona. Esa circunstancia deja muy mal parada la eficacia de los supuestos investigadores y, por ende, la pertinencia de una fiscalía teóricamente “especializada” en recabar indicios y dar seguimiento a los centenares de denuncias que recibe.La fosa de El Salto, por cierto, compite con la encontrada el año pasado en la Colonia El Mirador, de Tlajomulco de Zúñiga, en la que ni siquiera se sabe si se encontraron los restos de 171 personas, como consignó la Federación, o solo 112, como reportó la fiscalía estatal.-III-Para efectos prácticos, se trata de cientos de crímenes, hasta ahora, impunes... Si la principal razón de ser de la Fiscalía es la procuración de la justicia -el esclarecimiento de los delitos, lo que implica identificar, aprehender, procesar e imponer a los delincuentes las sanciones previstas por la ley-, la desoladora conclusión es la inoperancia del aparato encargado de cumplir tal encomienda.Así, los autores de los centenares de crímenes descubiertos -que no esclarecidos todavía- y de los muchos más que aún están por descubrirse, pueden dormir tranquilos. Los amparan las estadísticas que consignan que en este país solo se castiga uno de cada cien delitos que se cometen.Los demás -vale reiterarlo- van al limbo del misterio, las incógnitas, los hilos sueltos… La impunidad, en una palabra.
