Miércoles, 24 de Abril 2024

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- Espantapájaros

Por: Jaime García Elías

- Espantapájaros

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Dicen los que cobran por gobernar como si supieran (gobernar, no cobrar) que no es tanto la inseguridad cuanto la percepción de inseguridad por parte de los ciudadanos; o sea que no es tanto el riesgo real de que el ciudadano común sea víctima de un delito -robo, asesinato, secuestro…-, cuanto el miedo, completamente subjetivo, de que su vida, integridad física, libertad o patrimonio sufran algún ataque o menoscabo.

Dicen también, puestos a explicar la cuota diaria de homicidios dolosos que se registran o las masacres que esporádicamente ocurren en la “Ciudad Amable” de antaño, que tales hechos obedecen a “la descomposición social”…

-II-

El fenómeno, según los entendidos -“whatever that means”, diría Don Daniel Cosío Villegas- consiste en el incremento de los niveles de contaminación, desempleo, pobreza, violencia, drogadicción, consumismo, corrupción, etc., y el deterioro del poder adquisitivo y “la degradación de los valores humanos”.

La dichosa “descomposición del tejido social” -sostienen- no es causa sino efecto de la delincuencia y la impunidad. “El deterioro, debilitamiento o rompimiento del tejido social -agregan- significa el aislamiento del individuo de la sociedad debido a la pérdida o debilitamiento de sus principales redes sociales, y de valores como la confianza y la solidaridad”.

La Arquidiócesis de México apuntó, a su vez, en el editorial del semanario “Desde la fe” del 11 de noviembre de 2019, que esa decadencia “tiene que ver con el fracaso de los procesos educativos en sus distintas expresiones, sea la educación formal, a través de las instituciones, o la no formal que incluye a la familia, medios de comunicación y el ambiente en general”.

-III-

Por vía de mientras, considerando que probablemente ese diagnóstico sea correcto pero que no hay indicios de que se estén tomando las medidas adecuadas para revertir esa perversa inercia social, la noticia consiste en que, al activarse las alarmas, el Presidente López Obrador ordenó “reforzar la presencia de la Guardia Nacional” en los estados de Zacatecas, Jalisco, Guanajuato y Michoacán, y que las secretarías de la Defensa Nacional y la Marina harán otro tanto. Lo que significa, dicho en palabras llanas, que probablemente se vuelva un poco más visible la presencia de “efectivos” militares en esas entidades.

Colofón: Ya dirá el tiempo (“supremo juez”, Paul Dukas dixit) si esa presencia resulta más efectiva que los espantapájaros de paja que los agricultores colocan a la vera de sus sembradíos -¡ánimas…!-, o se limita a ser meramente simbólica.

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